Grupos de Autodefensa en Michoacán... Las armas apuntan hacia otra dirección.

Mr. Bn

FECAL impulsó, desde el 2006, una política de control social y militarización mediante la absurda “guerra contra el narcotráfico” con una supuesta estrategia de atacar al crimen organizado con las fuerzas armadas. Hasta la fecha los resultados han sido decadentes: más de 100, 000 muertos, 30 mil desaparecidos, miles de desplazados, la violencia generalizada en todo el país, y no suficiente con esto el narcotráfico sigue impune y los niveles de drogadicción no han disminuido en lo más mínimo. No cabe duda que esta guerra es un pretexto para legitimar a un gobierno que no llegó por vías democráticas a la presidencia, y que careció de sustento político. Ante esta situación la clase dominante optó por la violencia y el terror como la única manera de ganar cierta veracidad. 

Actualmente, con la llegada del títere Peña Nieto las cosas no cambian mucho, pues en su primer año de gobierno se han contabilizado al menos 17,000 muertes (Suman 17 mil 68 los muertos oficiales de Peña Nieto); aunado a ello, los grupos criminales están reproduciéndose como hongos por todas partes creando escisiones de estos y aquellos, y en el mercado de las drogas, el gobierno cada vez tiene más competencia entre los cárteles que están disputando el territorio. Tal es el caso de Michoacán, un lugar sumamente importante para el traslado de capital tanto “legal” como “ilegal”. El puerto de Lázaro Cárdenas, por ejemplo, ocupa un lugar estratégico en el Pacífico, pues es una salida para el comercio con China y el acero que sale de las tierras de Michoacán (aunque tampoco podemos negar que la exportación e importación de insumos para la creación de drogas sintéticas sea un gran banquete para los pocos que controlan el puerto), pero el negocio de los cárteles se apoya principalmente en el pago de cuotas a cambio de “brindar seguridad” al transporte de materia prima, además de actuar a los pies de grandes funcionarios para arrebatar y conceder áreas mineras a un pequeño grupo de dueños  (Un cartel narco controla un gran puerto en el Pacífico). Cuando las fuerzas armadas asumieron el “control del puerto”, hubo una migración de la delincuencia hacia otros lugares y atacando a otros sectores sociales pues al haber una disputa por este punto de control muchos grupos quedaron marginados y buscando actividades para su financiamiento y sustento económico encontraron el secuestro, la extorsión y el asesinato como alternativa, pero, contra la población civil de los alrededores. (Ejercito toma el control de seguridad en Lázaro Cárdenas )



La Tierra Caliente igualmente es un área importante de la entidad . La zona aguacatera es fundamental para el cultivo de amapola y marihuana, además sus grandes bosques se utilizan como “refugio” para el narcotráfico y sus laboratorios de drogas sintéticas. Ahí los levantones, secuestros, asesinatos, extorsiones, no se hicieron esperar. Sin embargo, a pesar del clima de violencia que se vive en estas zonas las fuerzas armadas y el gobierno han sido obsoletos. Ya vimos que el Operación Conjunta Michoacán que lanzó FECAL en el 2006, enviando únicamente miles de fuerzas armadas para imponer terror en la zona, no funcionó para debilitar al narcotráfico pero sí continuó su estrategia de militarización. ( El operativo conjunto en Michoacán ha dejado como saldo 56 detenidos). A pesar de todo, la respuesta ante la incompetencia de Fausto Vallejo, fue enviar más policías a dicho estado para solucionar el problema del narcotráfico.  El problema siempre se afronta desde un contexto militarizado y policiaco, no existe todavía un plan para combatir desde un carácter social, como un problema de salud para los adictos, acompañado con una campaña de orientación. Ante este panorama el estado y sus absurdas instituciones políticas, se ven debilitadas, las fuerzas armadas carecen de sustento social y se encuentran en descomposición, las autoridades locales no resuelven las demandas de la población y viene la respuesta popular.

Sin lugar a dudas existe un descontento generalizado en Michoacán, sus consecuencias se pueden observar desde hace algunos años, por ejemplo en Cherán donde la gente harta de los abusos del narcotráfico y la corrupción de las autoridades, decidió tomar los rumbos de su comunidad expulsando a todos los políticos y ejerciendo, ellos mismos, el control de la seguridad creando barricadas en todos los accesos de la comunidad e impulsando una ronda comunitaria de seguridad con fogatas que vigilan en cada esquina. Se  ha impulsado un proceso de organización que va más allá de la seguridad, pues los aspectos políticos se determinan mediante asambleas donde la gente  el Consejo Comunal toman las decisiones y la ronda comunitaria está subordinada a esta.

La situación de violencia e inseguridad también dio salida en Febrero en Tepalcatepec y Buenavista con grupos de autodefensa, la gente salió armada para combatir a los narcotraficantes. La autodefensa está integrada por las personas que han resultado afectadas, que están molestas y hartas de la situación. El gobierno afirma que el uso de armas está fuera de la ley y ellos responden defendiéndose, de manera “ilegal”, contra los abusos del narcotráfico. 



Las autodefensas de la tierra Caliente tienen demandas legítimas y gracias a ello cuentan con el respaldo de un amplio sector de la población. No dudamos que existen personas sumamente honestas, convencidas de que la seguridad de su comunidad está en sus manos, y sin lugar a dudas es un gran paso para la organización social el hecho de que la gente tome las medidas para su propia seguridad de manera un tanto independiente al estado. Sin embargo, no podemos dejar a un lado que dentro de los grupos de autodefensa existe una gran pluralidad de diversos sectores sociales: los empresarios, la pequeña burguesía local dueña de bodegas, tierras, huertos, transporte, etc., tienen más “autoridad”, por lo menos es términos económicos, lo que les permite financiar y, quizás en un determinado momento, subordinar las autodefensas a su disposición (Sacerdote de Apatzingán señala quién financia a los grupos de autodefensa ). Así precisamente con el acuerdo para la “legalización” de los “Cuerpos de Defensa Rurales” (Gobierno y autodefensas firman acuerdo contra crimen organizado) están respondiendo a la estructura que los financia, pues de alguna manera se estarán comprometiendo a actuar bajo el mando del estado y al márgen de la ley,a las ordenes de las autoridades locales que lo que menos quieren es que este proceso de organización se les valla de sus manos. 



La política de Peña Nieto se ha basado principalmente en la represión. Regresan los “Díaz” de violencia con las “Ordaz” de sangre acompañándolos, pero quiere mantener sus manos limpias. Así, bajo la "legalidad", los grupos de defensa, ahora se podrían convertir en equipos  paramilitares que le permitirán al estado actuar, siguiendo la lógica de la guerra contra el narcotráfico, sin ensuciar su nombre: el atacar a los nuevos procesos de organización popular sin necesidad de recurrir a la fuerza pública será el objetivo. Ahora quieren encauzar a los grupos armados al margen de la ley, para atacar a la población civil, extender el miedo, el terror y la violencia, desplazar a la gente antes de que surja un estallido social. La política será en nombre de la defensa del “Estado de Derecho”, donde no haya autodeterminación y no exista la organización popular ( Michoacán, el laboratorio peñista para acabar con las autonomías). ¿Por qué tanta prisa en legalizar a las autodefensas mientras el narcotráfico lleva décadas gozando de impunidad? A final de cuentas, para el gobierno es mucho mejor tener que rivalizar contra los cárteles de droga que vienen siendo “amiguitos” de la burguesía, que a un pueblo armado y con un descontento popular en ascenso.

La gente está enojada, el malestar es evidente y se está manifestando, pero si no hay una dirección clara, objetivos políticos concretos y un plan de trabajo social que acompañe el proceso de autodefensa podría dar un viraje más a la derecha, pues a final de cuentas pareciera que es un conflicto de la burguesía “legal” (empresarios, terratenientes, incluyendo al mismo clero), contra la burguesía “ilegal”, lumpenizada,  o los mismos cárteles del narcotráfico, donde los chivos expiatorios son los trabajadores y campesinos pobres.  En el peor de los casos, el mismo sector de la burguesía que está financiando los grupos de autodefensa los erguirá como una fuerza a su disposición, parecida a los rurales de los tiempos de Porfirio Díaz que no eran parte oficial del estado, pero, actuaban bajo su misma dinámica: “Los rurales son policía montada, seleccionada generalmente entre los criminales; tienen buen equipo y son relativamente bien pagados; emplean sus energías en robar y matar por cuenta del gobierno. Hay rurales de la Federación y rurales de los Estados; los efectivos de ambos cuerpos son de entre siete mil y nueve mil individuos. Se hallan distribuidos en los diversos Estados de acuerdo con el número de habitantes, pero son más utilizados en los distritos rurales. Tales policías constituyen, la fuerza de choque especial de los jefes políticos y su poder es casi ilimitado para matar a discreción, pues casi nunca se llegan a investigar las muertes injustas que ejecutan, ya sea individualmente o en patrullas. Para que se castigue al culpable, la víctima tendría que ser persona que estuviera realmente bien relacionado con el gobierno.” (“México Bárbaro”, John Kenneth Turner)



De nada servirá tener a las “cabecillas” del narco si no se ataca el problema de raíz: el estado. Se seguirán acumulando los "daños colaterales" de la guerra contra el narco. Para la clase dominante nosotros sólo somos estadísticas, somos simples números. No importa que mueran diez, cientos, miles de personas: a ellos les sobra "mano de obra", a nosotros muerte, violencia y miseria. Poco servirá detener a los grandes líderes, es como cortar sólo una serpiente de la cabeza de Medusa, la cuestión sería decapitar al estado y decapitar al capitalismo. (Autodefensas en Michoacán: ¿Guerra civil o insurrección de la burguesía?)

*Aclaramos que nosotros como organización, no estamos inmiscuidos, no conocemos el proceso de fondo, y por ende no tratamos de dar ideas acabadas o algo establecido. Creemos que esta situación es muy delicada y nos limitamos a dar una breve interpretación del asunto.

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