Ley de Seguridad Nacional. La ofensiva más cínica y agresiva contra el pueblo trabajador


La propuesta de Ley de Seguridad Nacional es una más de las maniobras que pretenden legitimar ante la sociedad mexicana la participación de los cuerpos represivos para respaldo de las instituciones y garantizar el avance de las políticas de militarización que tanta controversia y daños han causado en este último sexenio.
Esta ley propone de manera cínica, la posibilidad de que el presidente de la república pueda decretar circunstancias de amenaza a la seguridad interna para brindar así facultades de intervención de Ejército, Armada de México y Marina Nacional para combatir dichas amenazas mismas que tienen su representación en los movimientos sociales, políticos y hasta electorales que el gobierno pueda detectar arguyendo su papel de desestabilización institucional, social y política.
Según el dictamen de las comisiones de Gobernación, Justicia, Defensa Nacional, Seguridad Pública y Derechos Humanos, se han hecho revisiones y modificaciones a la propuesta original, puesto que esta se refiere de manera abstracta a conceptos como “seguridad Interior” y “seguridad pública” y “seguridad nacional”. Con este tipo de iniciativas nos están atando de manos, ya que la concepción de seguridad nacional empleada exige que ésta sea asumida y preservada por la población, por lo que se considera una obligación de los ciudadanos el participar y cooperar en cada acción dictada por la Ley de Seguridad Nacional.
Está claro, que ninguna institución gubernamental cesará de un intento tan inminente para acallar las protestas sociales y al contrario, el principal objetivo es establecer un régimen de cero tolerancia, y avanzar en crear todos los marcos jurídicos necesarios para proceder de manera “legítima” en las diversas reformas de corte laboral y económico que se tienen pendientes, además de consolidar un ambiente de hostilidad y de pánico social ante la inconformidad y la movilización popular.
Para taparle el ojo al macho, plantean que todo esto se lleve a cabo a la par de realizar campañas de promoción y protección de los derechos humanos. Todas las acciones que se realizarían bajo esta alerta pretenden darse mediante la legitimidad del pueblo mexicano, seduciéndolo con la idea de que pueden estar tranquilos y en paz ya que las autoridades civiles y militares se encuentran alerta para “detectar, identificar, desactivar o combatir los peligros que pudieran afectar dicha seguridad”. Además se deja en claro que la finalidad, ante todo es garantizar “la existencia, estabilidad y permanencia del estado en su amplia concepción (población, territorio, poder público).
Ya en 2005 se aprobó una Ley de Seguridad Nacional, que brindó todas las facultades para el empleo de inteligencia al servicio de la seguridad por órganos como el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) cuya finalidad es detectar las “vulnerabilidades” o presuntos intentos de desestabilizar la seguridad de la nación; sin embargo esa ley no resultó suficiente para justificar las intenciones del Estado Mexicano para desarticular por completo los movimientos sociales. Por ello la urgencia de establecer de manera pronta las circunstancias en que se vulneraría dicha seguridad y establecer un papel concreto del actuar de las fuerzas armadas ante determinados objetivos.
También establecerán las condiciones en que puede proceder a decretarse el estado de alerta mediante el cual se generaría la suspensión no sólo de las garantías individuales sino también de los derechos humanos, fortaleciendo un estado de excepción que de facto estaría dejando a la población indefensa e incapaz para realizar incluso hasta sus actividades cotidianas en pro de la defensa de la nación. Pero no sólo implica el mantener a la población contenida sino que para el “combate” a dicha amenaza el ejecutivo federal tendrá toda la facultad para decidir si las autoridades locales pueden enfrentar la amenaza, o si se requeriría del apoyo por parte de otros cuerpos, lo cual deja la puerta abierta por completo a posibles intervenciones militares principalmente del ejército norteamericano.
Abstracciones y laberintos de ideas manejados en dichas propuestas son de gran utilidad para confundir al pueblo mexicano, por citar textualmente, el dictamen suscribe… “En la ley no se confieren facultades a las instituciones armadas para prevenir ni investigar delitos sean federales o de delincuencia organizada, sino para actuar, como último escalón, cuando así lo determine el Consejo de Seguridad Nacional (CSN) y lo apruebe el Presidente de la República”. En pocas palabras, las instituciones no estarían facultadas para la revisión y solución de los casos de manera cotidiana, pero una sola declaratoria del CSN o del presidente de la república, bastaría para que así lo fuera.
Definitivamente, este tipo de leyes nos ponen en la mira del estado mexicano para proceder como lo desee contra los luchadores sociales. Pero es nuestra tarea más inmediata la difusión de la información y el análisis de las implicaciones tan nefastas que esta ley acarrea, no sólo se trata de manipulaciones y maniobras legales, sino que corremos el riesgo de presenciar realidades afines a las peores dictaduras que han existido en América Latina. No permitamos nuevos ríos de sangre correr por las calles. Debemos frenar estas medidas por medio de la agitación y la organización popular.

Movilización Nacional Representativa de la sección XXII. Zócalo D.F.

Se difunde la Convocatoria para la Movilización Nacional Representativa en la que la sección XXII participará con el 10% de la membresía sindical. Este miércoles 25 de  mayo de 2011 a partir de las 9:00 hrs en el Zócalo de la Ciudad de México, D.F.

De: “la religión es el opio del pueblo”, al; opio para el pueblo es nuestra nueva religión.

El presente escrito es un aporte para el debate al respecto de la consigna acerca de la legalización de las drogas como salida a la espiral de violencia desatada en nuestro país, a partir de la asunción de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa a la silla presidencial en aquel fatídico pero combativo año del 2006.
No pretendemos de ninguna manera intentar dar una posición acabada, desde nuestra concepción y producto del debate dentro de nuestro grupo son algunas de las primeras conclusiones que hemos logrado obtener al respecto. Añadimos algunos datos estadísticos disponibles en la prensa sobre todo en el diario “La Jornada”, en la encuesta nacional de adicciones del 2008 de la secretaria de salud del gobierno federal y del informe mundial sobre las drogas de la ONU del año 2010, no es de nuestro interés ofrecer una larga lista de cifras, solo las usamos cuando intentamos comparar nuestros postulados con las cifras que a pesar de ser maquilladas, nos dan una idea de la magnitud del problema, nuestra posición no es contraria a llevar un debate en todos los niveles acerca del uso de las drogas, creemos que no es si no mediante la discusión y el convencimiento político en como podremos aportar, escuchar, debatir y acordar soluciones con respecto al consumo de las mismas. En cambio lo que ofrecemos son reflexiones generales acerca de un problema que desde nuestro punto de vista va mas allá de la guerra de FECAL, y que tiene que ver con el uso que se les da a las drogas dentro del sistema actual y las implicaciones que tiene para la juventud y el pueblo trabajador el cual es el mas afectado por las mismas, No pretendemos decir que todas las drogas sean iguales, esta de mas decir que existen algunas de ellas sobre las que las alteraciones al cuerpo son mucho menores que otras, pero en el fondo queremos por medio de este debate conocer si los diferentes sectores de la izquierda, reivindican como validas algunas drogas y el porque. Esta de mas decir que  nadie esta libre de pecado, que el que así lo este, que tire la primera piedra, finalmente nosotros no elaboramos el escrito desde una óptica individual con implicaciones de carácter moral, nuestra idea es abordarlo con una visión social y  no solo verlo como un problema de salud publica si no y ante todo como un problema político con un carácter de clase.

Las drogas y el capitalismo.
Las drogas dentro del sistema capitalista sirven como un escape para la miserable situación en la que se encuentran millones de personas. Durante muchos años, en particular durante los sesentas, el drogarse se observaba como una actitud de rebeldía ante el sistema hipócrita del capitalismo. Entonces surgieron infinidad de teorías al respecto. Muchos siguen defendiendo el derecho al empleo de las drogas como una libertad individual. Sin embargo, esto no es así, el capitalismo ha empleado las drogas y la drogadicción como un elemento más del sistema, un instrumento para aniquilar a miles y miles de jóvenes en todo el mundo orientando su frustración y falta de alternativas hacía la autodestrucción. En la medida en que las drogas  representan un obstáculo en la toma de conciencia de la juventud debemos combatirlas ya que para millones de personas es mas fácil, escapar de la realidad que afrontarla, y partiendo de esto buscar los medios para su transformación.
Si en un principio las drogas fueron utilizadas con fines religiosos y hasta medicinales, en el capitalismo se ha impulsado su consumo desmedido y enajenante. La publicidad ha jugado un papel importan­te en esta campaña.
Sin embargo, su consumo actual y los diversos grados de adicción no obedecen sólo a la publicidad. Debemos tener claro que existen condiciones objetivas que llevan a millones de jóvenes a utilizar drogas.

A 3 años de la publicación del Periódico El Comienzo. Primera parte

La concepción de una organización
La prensa tiene varios fines: debe repro­ducir la situación de nuestra clase, ser un alta­voz de nuestras demandas y nuestros sentir, una tribuna de denuncia y un largo etcétera. Sin duda la característica más importante de un periódico obrero es su capacidad de ser un organizador colectivo; es decir, que un grupo de personas se reúne para alcanzar el triunfo político en torno a la prensa y su construcción diaria. De tal modo que detrás de El Comienzo existe una organización que se esfuerza en la construcción de una herramienta de los tra­bajadores que sirva, tanto para la lucha dia­ria contra las patronales y el gobierno, como para la tarea histórica del proletariado de transformar la sociedad.
Y ésta es la concepción de nuestro perió­dico. Sin duda el 2006 es el año que quedará marcado por la historia como la coyuntura política más importante de inicios del siglo; ya desde aquellos ayeres se vislumbraba que el movimiento social estaba poniendo a prue­ba a las organizaciones políticas y, sobre todo, a sus programas. Los trabajadores sometieron a crítica todo tipo de organización, desde los grandes partidos políticos hasta las pequeñas estruc­turas con pocos compañeros, y en muchos casos construyeron las que hacían falta como comités, círculos, y muy importante, la APPO. Nadie, en el panorama político, resistió el impulso, ni estuvimos a la altura de las necesidades concretas de la lu­cha social; de tal forma que las diferentes formas organizativas fueron pasando por crisis internas que supusieron un cambio radical en políticas y estructuras. El leve viento revolucionario conmocionó el espectro político y no pocas amarras se soltaron.
La organización en torno al Comienzo surge, precisamente, en este contexto. No es secreto para nadie que la vieja Tendencia de Militante fue sometida a estos ventarrones y buena parte de la política empleada quedó en un gran supuesto. Así tras una salida vertiginosa de compañeros se fue conformando un nuevo intento de construcción; planteándose desde el princi­pio, como ejes importantes de discusión, en qué periodo nos encontrábamos, qué forma organizativa y programática reque­ría el movimiento, cuál era nuestra relación con el movimiento social, obrero, campesino, con los presos políticos y, de forma trascendental, qué clase de estructura organizativa se necesita­ba; se discutieron muchas horas sobre el centralismo democrá­tico y el burocrático.
Los primeros pasos de la prensa.
"Es el llamado, entonces compañeros, a todo el proletariado del campo y la ciudad. Ha llegado ¡El Comienzo!, a luchar entonces", con este grito de batalla inaugurábamos nuestra prensa, y aún nos mantenemos en la senda como se anunciaba en la portada del número uno. El nombre del periódico es un homenaje al periódico que León Trotsky creó y dirigió en las jornadas revolucionarias de 1905, Nachalo (Comien­zo), que de la misma forma se planteaba en el inicio de un proceso convulsivo que terminaría con el régimen zarista y con el triunfo del proletariado revolucionario.
Como todo parto, los primeros pasos del trabajo fueron muy dolorosos; se tuvo que crear desde cero pues no teníamos ningún tipo de estructura, ni se tenía dinero, todo se quedó en la vieja estructura organizativa. Existía presión constante por las campañas fuertes que se impulsaban: la de los presos políticos y la de compañero Emeterio prin­cipalmente. A pesar de todo esto y gracias, en buena medida, a la Voz de la Resistencia impulsada por los trabajadores en defensa del ISSSTE pudimos sacar el primer núme­ro con una flamante portada a color. Así el primero de mayo del 2008 salió a la luz pú­blica, y producto del esfuerzo de todos los camaradas que han puesto alguna aportación en él, a la com­pra cotidiana y coyuntural de trabajadores y estudiantes, ¡se ha mantenido!
Tras finalizar la entrevista con León Chávez Teixeiro nos dijo que si se pasaba del número 6 ya era un triunfo, pues po­cas organizaciones lo lograban; con grandes altibajos, y nuestra característica falta de recursos, ya llegamos al doble. El camino no ha sido fácil, pero hemos encontrado apoyo en muchos com­pañeros y sobre todo en el movimiento. Finalmente nuestras pá­ginas han reflejado los avatares del movimiento obrero, como la gloriosa lucha del SME, que apoyamos firmemente organizando comités de apoyo y movilizaciones conjuntas, así como charlas, no dejamos de llamar las cosas por su nombre al opinar de esta batalla en nuestros artículos.
Destacan los artículos sobre la APPO, de forma especial "Rumbo al segundo congreso de la APPO", donde plasmamos una orientación hacia las bases junto a la elaboración de una po­lítica de clase que impulse las lecciones del movimiento oaxa-queño, y las lleve más allá de las reformas, en todo el país. En este mismo sentido hemos apoyado al magisterio democrático, tratando de que sus propuestas y planteamientos se reflejen en nuestras páginas y los maestros (que siempre son nuestros lecto­res fundamentales) puedan conocer nuestras opiniones. Hemos colaborado con compañeros de varios estados y organizaciones haciendo crecer la organización de los explotados, tal es el caso de Sinaloa con los importantes camaradas de la Revista Anti­faz que siempre tienen un aporte, y últimamente con compás de Ciudad Juárez impulsando campañas contra la militarización. La lucha de Bachilleres tuvo su tribuna en ¡El Comienzo!, se escri­bieron artículos sobre la situación de nuestra clase, de la pobreza creciente; en fin, es tanto que será imprescindible una segunda parte...

LA CNTE NUEVAMENTE AVANZA SOBRE DEFINICIONES POLITICAS CONCRETAS

LA CNTE NUEVAMENTE AVANZA SOBRE DEFINICIONES POLITICAS CONCRETAS.
A LOS MILITANTES DE LOS CONTINGENTES DE LA CNTE
A LAS ORGANIZACIONES FRATERNAS EN LUCHA
A LOS TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN CONSCIENTES
A LA PRENSA NACIONAL
A LA OPINIÓN PÚBLICA
El día sábado 26 de Marzo del 2011, en la ciudad de San Luis Potosí, se realizó como estaba acordada con anterioridad, la Asamblea Nacional Representativa (ANR) de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE). Sin embargo, una fracción de activistas y militantes del Magisterio Michoacano que impulsan al denominado Comité Ejecutivo Nacional Democrático (CEND), hizo acto de presencia con el propósito de entorpecer y frustrar la realización de la ANR, máximo órgano de dirección y de toma de decisiones de la CNTE, entre Congreso y Congreso, la que ha sido tantas veces denostada, desvirtuada y vilipendiada por los integrantes y militantes del CEND; situación que no fue posible gracias a la inteligencia, paciencia y tolerancia política asumida por los delegados asistentes que no permitieron ni cayeron en la provocación; y así, lograr la instalación y pleno desarrollo de los trabajos de la ANR, en lugar alterno al originalmente convocado , con el objetivo de evitar más agresiones y provocaciones.
Las agresiones que se dirigen en contra de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación no son nada casuales; de todos es conocido que desde hace muchos años el Charrismo sindical incrustado en el SNTE y representado por Elba Esther Gordillo Morales como la figura principal, aliada incondicional de la clase política en el poder, indistintamente del partido político electoral que lo represente, ha intentado por diversos métodos aniquilar a la CNTE, por ser ésta, la única fuerza política organizada y viva de los Trabajadores de la Educación a nivel nacional que ha sostenido, a lo largo de sus 31 años de existencia, una lucha denodada y férrea contra las prácticas antidemocráticas, corporativas, clientelares, y contra el uso indebido de los recursos (cuotas) y patrimonio sindical de los trabajadores de la educación. Además, de luchar a favor de la educación y de la escuela pública, de los derechos y conquistas de la clase trabajadora y de la
sociedad que el Estado Mexicano ha venido arrebatando y, cuya pretensión es despojar y quedarse con todo.

Militares en el D.F.


Al parecer, la política de militarización de todo el territorio nacional que el gobierno de FECAL ha implementado desde el inicio de su administración esta por concluir. Concluir no en el sentido de que los militares regresaran a los cuarteles, sino en el sentido de que la militarización esta cubriendo prácticamente lo largo y ancho del territorio nacional.  
Hasta hace poco, no más de 2 años, los capitalinos veíamos aún lejos la posibilidad de que militares se paseasen con sus largas armas y vehículos artillados por las calles del D.F. Pero sabíamos que tarde o temprano el centro del país se vería ocupado por las fuerzas armadas. Ocupado con la excusa oficial, con la misma justificación que se usa para defender tanto la permanencia de los militares en las calles del país como para justificar los “daños colaterales” (más de 35 mil asesinatos) “inevitables” que la supuesta guerra contra el crimen-organizado ha dejado. Un discurso por demás utilizado, el discurso del combate al crimen organizado y al narcotráfico. El centro del país había sido hasta hace poco, el ojo del huracán.

Ahora los cárteles, dicen los funcionarios del gobierno, ambicionan el control del D.F. ya que es un buen mercado de los estupefacientes, además de que sirve como paso estratégico para controlar la distribución de drogas entre el D.F. y el Edo. de México.

Los operativos militares en el D.F. se dice que son encaminados a objetivos dirigidos y que por ninguna manera serán permanentes. La realización de operativos en las calles de la capital mexicana empezó desde hace casi dos años, en el mes de junio del 2009, con la presencia de militares junto con policías federales (P.F) y la PGR en calles de la colonia Obrera, ubicada en la delegación Cuauhtémoc. Después siguieron más en las colonias Santa María la Ribera, La Tabacalera y La Moderna. El argumento utilizado para permitir dichos operativos fue similar al que se ha usado en el resto del país, el combate al narcomenudeo y el tráfico de armas.  Durante el 2010 no se dio ni uno, pero en el primer mes del 2011 de nuevo aparecieron. El 24 de Enero del 2011 los marinos hicieron su aparición en las calles de la colonia del Valle, el 25 del mismo mes en la colonia Nápoles, el día siguiente en calles de la delegación Iztacalco. En todos ellos, las fuerzas armadas son los únicos que catean las casas; la P.F. y la PGR sólo cercan la zona del operativo. Días después de los operativos ya mencionados, funcionarios de la PGR dieron a conocer que tales se realizaron con el fin de capturar a Héctor Beltrán Leyva, líder del cartel de los hermanos Beltrán Leyva, y a integrantes del mismo cártel.
El problema aquí es, aunque este tapado por la envoltura de seguridad nacional, la salida de los militares de sus cuarteles. Pues, vemos que eso no se ha traducido en una reducción de la criminalidad ni del consumo de drogas, sino que todo lo contrario, vemos un país sumergido en el miedo, en la pobreza, en la sangre, en la apatía ante las problemáticas sociales, y sobre todo vemos como es que nuestros derechos básicos y humanos se ven coartados por la fuerza militar. Nuestros derechos al libre transito, libre expresión, libre manifestación, etc.
El sur fue militarizado con el discurso oficial del combate a la siembra y cosecha de marihuana además de detener el tráfico de armas, pero la realidad era mucho más cruel, la realidad es que se militarizó para combatir la insurgencia de los grupos campesinos organizados por mejores condiciones de vida. Es decir, la militarización fue usada (aún lo es) como política de contrainsurgencia, no más. En el norte se hizo de una manera similar, el discurso oficial dijo que se militarizó para detener el tráfico de drogas y armas con Estados Unidos. Pero vemos que el tráfico de armas y drogas no se ha detenido. Lo que vemos, en todo el territorio nacional, es una ofensiva contra la población no involucrada con la criminalidad.

Esta guerra no es nuestra.



Digámoslo claramente: la idea dominante en gran parte de la población de que la inseguridad es una maquinación del poder con vistas a lograr el control social en medio de la crisis y la descomposición, es una verdad incuestionable.

            ¿No es pues una paradoja muy grande admitir hasta ahora que el fenómeno de la violencia – con la que se benefician varias empresas capitalistas – sea susceptible de destruir todo el tejido social?

            Todo el sistema social actual está fundamentado en la violencia, en el terror, en las armas de los propietarios privados. Ahora, veremos cómo la violencia adopta uno de los más diversos disfraces.

            El poder del narco despliega un desafío a cualquier legalidad, reprime sin límites, muestra su fuerza por medio del terror sin importarle ninguna noción  de inocencia y de culpabilidad. Pero, su soporte más legítimo es el  INDIVIDUALISMO, el exitismo ampliamente tolerado y aceptado por variadas capas sociales. La nueva configuración ideológica surgida de la supremacía del pragmatismo individualista, provoca también que se acentúen la pérdida de valores, la desinsertación de la solidaridad entre las personas.

            Pero esta larga violencia que de hecho hace crisis cultural, ha afectado con otros signos al entorno de los jóvenes.

            Y bajo esta base corroída de las relaciones sociales, el narcotráfico y el crimen organizado representan para muchos, el negocio más redituable.

            Fármacos y drogas sirven para alterar tanto el pensamiento como la conducta de la clase obrera, sirven para reforzar el retraso de la conciencia de los trabajadores.

            La violencia del narco, desesperada, sin proyecto, sin consistencia, abre nuevos focos de poder que resquebrajan la democracia, es la imagen recrudecida de un período de decadencia, de un tiempo de no futuro que acelera la cultura del dinero “todo y pronto ya”, la falsa abundancia y el bienestar, las tendencias todas ellas de moda que legitiman la aprobación muda, pero eficaz de una época disciplinaria fortalecida con las balas.

            Varias entidades de nuestro país, destacan por el número de víctimas por innovaciones macabras. Mientras los grupos de narcotraficantes amplían sus ejecuciones y el voraz apetito de ganar nuevas áreas para el trasiego de drogas, la sociedad sufre síndromes postraumáticos y catástrofes personales y/o familiares.

            Cabe apuntar que la inducción al miedo ha instituido una nueva era del culto al poder. El miedo es el día a día de este mundo de trabajo y explotación y sin él no podría existir esta barbarie.

            Tanto el Estado como el “narco” se apropian de una guerra, ¡cada cual su guerra! Ambos se apoderan de territorios, edifican fortificaciones, reclutan ejércitos, instalan campamentos y a las víctimas de su violencia en la coreografía mediática les llaman “daños colaterales”.

            La creación de ejércitos regulares entra en un proceso de especialización donde el reclutamiento ha mantenido la preferencia por los jóvenes soldados, jóvenes-mercenarios y correlativamente por cualquier miembro de la población desempleada (trabajadores rurales y lumpen).

            Existe en el seno de la sociedad un modo de socialización acerca de la naturaleza de la violencia que, se insiste en definir en función de ciertos intereses, una violencia benéfica y otra negativa. La primera bajo el pretexto demagógico se eleva a la altura de una necesidad moral difundir la figura de autoridad de la policía con pasamontañas; en la otra, aunque ligada el código de la venganza, de la violencia irracional, se deja en manos de los involucrados ejecutados.

            La indignación colectiva aun no reúne características de un frente unido, ahora tiene el tono marchito y el espíritu romanizado (recuérdese el gusto de los romanos por los espectáculos sangrientos). Dicha indignación por la inseguridad ciudadana, a veces clama por la protección de un Estado policial y militar pero también denuncia los actos represivos, los excesos y la corrupción de los órganos estatales y, en un proceso contradictorio aplaude la belicosidad de supuestos sicarios buenos que se oponen a dicho poder. Precisamente este es componente explosivo.

            La evolución de la curva de asesinatos abarca cada vez más al grupo poblacional de los jóvenes. Ahora podemos hablar de delincuentes nueva ola, cuya bandera (la violencia) es un hábito arcaico, pragmático y nunca una forma de rebelión.

            Ocurre además, y para ello no tenemos que pedirle permiso a la mayoría de intelectuales universitarios con largos títulos detrás de sus nombres, que la violencia juvenil es norma exclusiva de barrios pobres y pueblos marginados. Es la resultante del choque entre la imagen de un capitalismo tolerante, prometedor de falsa abundancia, y una realidad cotidiana de desempleo, indiferencia, represión y exclusión.

            En esta triste situación cotidiana, se cierne sobre los jóvenes una ratificación institucionalmente festiva: vulnerabilidad y fragilidad van a la alza y esta festividad ratificadora remite a una clasificación ya conocida: la juventud es la categoría social más privada de referencias y anclaje social. La mafia, en cambio, sirve para reforzar el status quo social imperante, o como una vez aclaró Claude Ambroise… “hay un uso político de la delincuencia”.

1º de Mayo. Historia de una lucha obrera olvidada.

Si algún día un obrero mexica­no, no importa de qué parte del país sea ni de qué oficio se man­tenga, se preguntase por qué razón es que el 1 de mayo es celebrado a nivel internacional por los trabaja­dores, no encontraría la respuesta en los libros de texto de historia que se reparten en nuestro país en educación básica, ni en el discurso oficial con el que el régimen pre­tende opacar y desvirtuar al igual que otras fechas de carácter com­bativo, en la indiferencia ante esta fecha dejándola pasar como cual­quier otra celebración sin significa­do profundo y real, y ni siquiera en los prostituidos labios del dirigente sindical charro se hallaría una con­testación digna para el trabajador ansioso de conocer y mantener viva la historia de su clase.
En la situación política actual en que transcurre la realidad mexi­cana y el acontecer mundial, está por demás decir la profunda des­moralización en que se encuen­tran sumidas algunas capas del movimiento obrero. Es claro que algunas batallas no han salido del todo victoriosas, pero es necesario que aun por más gris que se vea el panorama, los trabajadores y jóve­nes sigamos en pie de lucha. Esta y otras lecciones debemos rescatar de aquel 1° de Mayo.
Estas son algunas líneas de aquella historia:
En el país vecino que se encuen­tra en el norte, Estados Unidos, en la época de la gran industrializa­ción las ganancias de la joven ge­neración de capitalistas eran exu­berantes, realmente elevadas. La producción en las fábricas se eleva­ba con la maquinas y herramientas que había traído consigo la revolución industrial. Pero no toda la produc­ción elevada y las ga­nancias de los patrones burgueses se debían a las máquinas, sino que también a los trabajadores que las manejaban. La explotación era bárbara, la jornada iniciaba desde muy temprano, a las 4 ó 5 de la maña­na. Las jornadas laborales ascendían a las 10 horas diarias llegando muchas veces de las 12 hasta las 16 horas, y no bastaba con hacer trabajar tal canti­dad de tiempo a los hombres, pues, si se quería sobrevivir era necesario que tanto mujeres como niños vendiesen su fuerza de trabajo por un bajo sala­rio. Estas condiciones fueron las que orillaron a los trabajadores a organi­zarse para exigir una jornada labo­ral más justa, la jornada laboral de 8 horas. En 1884, en una convención de la Federación de Trabajadores de Estados Unidos y Canadá, se acordó llamar a los trabajadores a luchar por la disminución de la jornada laboral. La convención fijo el día 1° de Mayo de 1886 para implementar en todas las industrias dicha jornada laboral. El primer día del quinto mes de 1886 los trabajadores pararon labores para marchar a favor de la jornada laboral de 8 horas. Los días posteriores se su­maron más de 350 mil trabajadores en toda Norteamérica que estallaron en huelga general exigiendo en las calles la reducción de horas laborales. No se hizo esperar la reacción del estado burgués para reprimir con dureza es­tas justas reivindicaciones en los días posteriores al 1° de Mayo. Hay reco­nocidas masacres prueban ello: La masacre de Haymarket y Los márti­res de Chicago.
No fue hasta el primer congreso de la segunda internacional celebrado en 1889 en París cuando se declaró al 1° de Mayo como día internacional de los trabajadores.
Hemos narrado una historia de años en pocas líneas, sugerimos al lector consultar otras fuentes.
Ahora que se sabe los rasgos gene­rales de la lucha obrera que giraba en torno a la exigencia de disminución de la jornada laboral, podemos re­flexionar sobre las condiciones en las que se encontraban en aquel tiempo los obreros y asegurar que ellas fue­ron el detonante para tal manifesta­ción de descontento.
Ahora reflexionemos sobre la si­tuación de la clase trabajadora en el contexto actual y preguntémonos qué medidas podrán barrer tales males estructurales del sistema capitalista. Si se piensa en reformas, sin duda, se sabrá que ellas sólo embellecen defectos crónicos del sistema sin ha­cer un cambio notable ni profundo y si alguien piensa en la colaboración con los dueños del dinero, con los burgueses, saber que ellos no estarán dispuestos a dejar por la buena sus privilegios que seguramente se verán afectados por las demandas sociales. Entonces no hay más opción que ex­propiarles (a los burgueses), quitarles por la fuerza lo que por las buenas no quieren dar, demostrar que la unión proletaria puede mover y derribar, mediante la revolución, los cimien­tos del sistema capitalista y sobre las ruinas del capitalismo construir una nueva sociedad.
Ahora llegan reformas a leyes que ennegrecen nuestro futuro y que exi­gen el despertar social. La reforma a la Ley Federal del Trabajo amenaza seriamente los derechos adquiridos por los trabajadores mediante lu­chas, muchas de ellas marcadas con sangre obrera. Y la ley de Seguridad Nacional impedirá más manifestacio­nes, pues, lo que ella alberga es, entre otras cosas, otorgar al ejército la fa­cultad de intervenir en movimientos o conflictos de carácter político, elec­toral, de índole social o del trabajo cuando considere que se amenaza la seguridad nacional. ¿Qué hacer ante estos embates? La respuesta esta en el despertar del letargo del movimiento obrero.

El Comité de lucha de la UAM Iztapalapa


El comité de lucha de la UAM-I (CLUAM-I) nace dentro del contexto actual mexicano, cuando las consecuencias catastróficas de la militarización se agudizan día con día. Pero no sólo la crisis de seguridad es la única crisis que se desarrolla dentro del contexto en el que hemos nacido, sino también entran una serie de crisis en todos los ámbitos de la vida social.
La ola de masacres juveniles que durante el mes de octubre del 2010 golpeo al país, indignó a estudiantes de distintas licenciaturas, orillándonos, primero, a mantener reuniones para discutir el tema del narcotráfico en México y después a participar en las varias manifestaciones convocadas por la COMECOM en protesta contra los juvenicidios y la militarización.
Aunque nuestro origen haya sido por el problema ya citado, no desconocemos los graves conflictos del sector educativo. Estos, al igual que la militarización, el desempleo, los bajos salarios y otros problemas, son síntomas notables del declive del capitalismo.
El objetivo de la lucha que mantenemos como organización, es pugnar, junto con la comunidad universitaria, los trabajadores del campo y la ciudad y el pueblo carente de oportunidades sociales, por las necesidades que se requieran, abarcando desde la  exigencia de militares de regreso a los cuarteles, reivindicación de derechos laborales, hasta por mejoras en el ambiente más pequeño. 
Nuestra contribución aunque parezca, a ojos de organizaciones más grandes y viejas, como insignificante, ha sido muy comprometida. En lo referente al problema de la militarización. Realizamos, como integrantes de la COMECOM, actividades que dieran difusión a la primera campaña de lucha contra la militarización. Dentro de esas actividades esta el Foro que realizamos el día 7 de febrero del presente año, junto con otros compañeros de lucha, sobre la Militarización, sus consecuencias y la respuesta del pueblo organizado. Las proyecciones que cada miércoles se efectuaron desde el 2 de febrero hasta el 6 de abril, llevaron como titulo “ALTO A LA MILITARIZACIÓN”.  Ahora, con respecto a la labor sobre demandas internas, hemos trabajado, al lado del Grupo Interdisciplinario Feminista, Asamblea Estudiantil UAM-I y Videoteca de Historia Política y Movimientos sociales UAM-I, un Festival Artístico Cultual, los pasados días 8 y 9 de marzo. Teniendo como actividad central una marcha interna el día 9, que culminó en la rectoría de la unidad, entregando un pliego petitorio con 7 demandas, que por falta de espacio nos vemos en la necesidad de pedirles que si se interesan en conocer los puntos del pliego y los acontecimientos posteriores que giran en torno al pliego pueden verlos en nuestro facebook: comité de lucha UAM-I. Sin embargo podemos decirles, con seguridad, que las demandas que se plasman en aquel pliego tienen el fin de asegurar una universidad pública que realmente cumpla las necesidades de la comunidad universitaria. Y con comunidad universitaria no hacemos referencia sólo a los estudiantes, sino que también a los trabajadores.
Queremos mostrar a los compañeros que es posible organizarse para luchar contra las condiciones en las que nos tiene sometidos el sistema. Nuestro primer trimestre con labor política dentro de la universidad, ha sido de lucha y de gran enseñanza para el futuro de nuestra organización. El comité esta abierto a recibir a cualquier compañero, estudiante o trabajador, dispuesto a trabajar por la construcción de una alternativa política-estudiantil, independiente de todo partido político institucionalizado y de las autoridades escolares.
Regida por principios autónomos y combatientes donde se plasme nuestras ideas de una nueva sociedad, por ejemplo, el rechazo total dentro de la organización de cualquier tendencia neofascista, o la colaboración de actividades con organizaciones que sirven a los intereses de las clases privilegiadas, etc.
¡No permitamos que la violencia imperante sea vista como algo aceptable! Es decir, que bajo la consigna del combate al narcotráfico, la población mexicana apruebe los “daños colaterales” que esta absurda guerra ha traído consigo. Más de cinco años de permanencia militar en las calles y los más de 34 600 asesinados en el marco de esta “guerra”, son muestra suficiente de que la estrategia de seguridad nacional no funciona. A menudo se dice, en los medios de comunicación, que la guerra antinarco ha cosechado frutos beneficiosos para la sociedad -como la captura de cabezas criminales-, pero no toman en cuenta que su lucha es similar a un combate contra un monstruo al que, cuando le cortan una cabeza, le nacen dos.
La solución no es atacar lo que es una consecuencia de las malas políticas públicas. La raíz del problema, como de otros más, es de estructura, es decir, si no se ataca a la enfermedad causante de tantos síntomas de descomposición no habrá remedio. Es menester atacar al sistema capitalista, causante de la descomposición social, teniendo ya una alternativa económica y política clara, el socialismo.