El presente escrito es un aporte para el debate al respecto de la consigna acerca de la legalización de las drogas como salida a la espiral de violencia desatada en nuestro país, a partir de la asunción de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa a la silla presidencial en aquel fatídico pero combativo año del 2006.
No pretendemos de ninguna manera intentar dar una posición acabada, desde nuestra concepción y producto del debate dentro de nuestro grupo son algunas de las primeras conclusiones que hemos logrado obtener al respecto. Añadimos algunos datos estadísticos disponibles en la prensa sobre todo en el diario “La Jornada”, en la encuesta nacional de adicciones del 2008 de la secretaria de salud del gobierno federal y del informe mundial sobre las drogas de la ONU del año 2010, no es de nuestro interés ofrecer una larga lista de cifras, solo las usamos cuando intentamos comparar nuestros postulados con las cifras que a pesar de ser maquilladas, nos dan una idea de la magnitud del problema, nuestra posición no es contraria a llevar un debate en todos los niveles acerca del uso de las drogas, creemos que no es si no mediante la discusión y el convencimiento político en como podremos aportar, escuchar, debatir y acordar soluciones con respecto al consumo de las mismas. En cambio lo que ofrecemos son reflexiones generales acerca de un problema que desde nuestro punto de vista va mas allá de la guerra de FECAL, y que tiene que ver con el uso que se les da a las drogas dentro del sistema actual y las implicaciones que tiene para la juventud y el pueblo trabajador el cual es el mas afectado por las mismas, No pretendemos decir que todas las drogas sean iguales, esta de mas decir que existen algunas de ellas sobre las que las alteraciones al cuerpo son mucho menores que otras, pero en el fondo queremos por medio de este debate conocer si los diferentes sectores de la izquierda, reivindican como validas algunas drogas y el porque. Esta de mas decir que nadie esta libre de pecado, que el que así lo este, que tire la primera piedra, finalmente nosotros no elaboramos el escrito desde una óptica individual con implicaciones de carácter moral, nuestra idea es abordarlo con una visión social y no solo verlo como un problema de salud publica si no y ante todo como un problema político con un carácter de clase.
Las drogas y el capitalismo.
Las drogas dentro del sistema capitalista sirven como un escape para la miserable situación en la que se encuentran millones de personas. Durante muchos años, en particular durante los sesentas, el drogarse se observaba como una actitud de rebeldía ante el sistema hipócrita del capitalismo. Entonces surgieron infinidad de teorías al respecto. Muchos siguen defendiendo el derecho al empleo de las drogas como una libertad individual. Sin embargo, esto no es así, el capitalismo ha empleado las drogas y la drogadicción como un elemento más del sistema, un instrumento para aniquilar a miles y miles de jóvenes en todo el mundo orientando su frustración y falta de alternativas hacía la autodestrucción. En la medida en que las drogas representan un obstáculo en la toma de conciencia de la juventud debemos combatirlas ya que para millones de personas es mas fácil, escapar de la realidad que afrontarla, y partiendo de esto buscar los medios para su transformación.
Si en un principio las drogas fueron utilizadas con fines religiosos y hasta medicinales, en el capitalismo se ha impulsado su consumo desmedido y enajenante. La publicidad ha jugado un papel importante en esta campaña.
Sin embargo, su consumo actual y los diversos grados de adicción no obedecen sólo a la publicidad. Debemos tener claro que existen condiciones objetivas que llevan a millones de jóvenes a utilizar drogas.
Las mercancías dentro del sistema capitalista cumplen determinadas necesidades, habiendo algunas que son esenciales para la sobrevivencia de la humanidad como lo son los alimentos, el calzado, el vestido, otras no son mas que necesidades creadas por el sistema mismo con el afán de generar mas ganancias a los bolsillos del capitalismo, tal es el caso de las drogas las cuales no cumplen ninguna función para el desarrollo de las fuerzas productivas.
La increíble cantidad de energía, recursos humanos y materiales destinados al mercado de las drogas es una muestra de la incapacidad del sistema para hacer avanzar las fuerzas productivas y del absurdo derroche de recursos, las drogas no producen absolutamente nada positivo para la liberación de la humanidad, ni tienen por si mismas valor de uso alguno, mas allá de la enajenación profunda que producen en las masas.
Imaginemos si la cantidad de recursos que están siendo utilizados en la producción, distribución y consumo de drogas estuvieran destinados a una rama de la producción en verdad útil para la humanidad, cuanto no haríamos crecer el campo y la industria.
Cuando un capitalista intenta vender una mercancía tal como un coche o un vestido, se dota de herramientas ideológicas que le permitan generar, una imagen bella y magnifica de su producto, a la par que detrás de la misma se nos presentan a personas con un estatus de vida alto y con todo el éxito posible. La industria del narco se ha dotado de todo un aparato de propaganda ideológica y cultural que sumado al poder económico, resulta bastante atractivo para miles de personas, dicha campaña esta apoyada por televisoras, radiodifusoras, revistas, medios electrónicos, compañías disqueras, sectores de la iglesia, productores de cine, pero sobre todo esta apoyada por el sistema capitalista que fomenta el individualismo extremo que pregona “es mejor vivir poco, pero rico, que vivir mucho y como pobre”, la idea de que los jefes del narco provienen de sectores bajos y que supieron “armarla” refuerza dicha esperanza en ascender económica y socialmente en poco tiempo sin mayor “esfuerzo” que arriesgar el pellejo a cada momento.
Las drogas tienden a aumentar el individualismo de las personas que las consumen en algunos casos, donde se utiliza drogas con un efecto de mayor dependencia física y psicológica, suele producirse un poderoso efecto en donde la droga rige el comportamiento y la vida misma del consumidor pasando a segundo plano, familia, trabajo, estudios, pareja o bienes materiales, aumentando con ello la destrucción del conjunto de su entorno inmediato y el social.
La decadencia del sistema capitalista encuentra uno de sus rostros mas barbaricos en la increíble cantidad de personas dependientes de una sustancia toxica en su organismo, según el informe de la ONU en el 2008 sumaban 4396 millones de personas. Habrá que decir que el poder sobre las conciencias que genera las drogas mas peligrosas, difícilmente puede compararse con algún otro mecanismo de control de masas existente, ni la televisión, ni la iglesia, ni la moral, ni las leyes, ni la familia son contrincantes dignos para aquella persona que se encuentra profundamente sumergida en el mundo de la drogadicción. La ONU señalaba que en 2008 los “consumidores problemáticos” sumaban mas de 38 millones de personas, si bien el uso de las drogas no es exclusivo del sistema capitalista, si es dentro del mismo donde han venido a jugar un papel central para millones de seres humanos y en donde su consumo se convierte en todos los ámbitos que implica y en toda la extensión de la palabra como una cuestión de vida o muerte.
Las drogas han sido utilizadas por el sistema, como un mecanismo de combate a los movimientos sociales y para la desarticulación de los mismos, los bolcheviques rusos y los revolucionarios españoles en un momento determinado de crisis revolucionaria han tenido que prohibir su consumo, incluso hablando de drogas de aceptación social como el alcohol. Uno de los factores que ayudo a la destrucción de las panteras negras fue la introducción de drogas fuertes dentro de sus filas.
Narco y Gobierno contra el pueblo
Las guerras dentro del sistema capitalista no surgen de la nada, es necesario remontarnos a la historia para comprender que llegado un momento de crisis donde los mercados se hacen cada vez menores y menos rentables, donde la economía se encuentra paralizada, en donde las presiones de las diferentes potencias imperialistas se hacen cada vez mas fuertes y dejan la diplomacia a un segundo plano, pero donde sobre todo existe un profundo descontento social entre el pueblo trabajador hacia su gobierno, la burguesía tiene que recurrir a una de las formas mas antiguas para salvar el pellejo, bien lo decía Clausewitz “la guerra es la continuación de la política por otros medios”.
Las drogas representan una de las mayores fuentes de ganancias a nivel mundial para los capitalistas que los producen, así como para todos aquellos que solapan su producción, distribución y consumo.
Los narcos no representan una nueva clase social, son tan solo el estrato más lumpen de la misma burguesía. Esta burguesía generada por el narcotráfico representa hoy uno de los mayores problemas para el combate contra el sistema capitalista, ya que no solo manejan el poder económico, tienen a su disposición parte del aparato del estado burgués, y gracias a los efectos de las drogas de mayor efecto, tienen a su disposición el control de millones de conciencias de sectores explotados y oprimidos que han sido lumpenizados, listos para actuar como grupos de choque y dispuestos a todo con tal de obtener nuevas dosis, en este sentido no solo cuentan con parte del aparato de estado para combatir al pueblo trabajador, cuentan con verdaderos grupos paramilitares de miles de personas que sin mayor conciencia que la de la dependencia a su droga pueden causar verdaderas masacres como las que se han venido realizando.
Cuando decimos que la burguesía en épocas tranquilas y de prosperidad se encuentra unida no nos equivocamos, pero seria un error creer que la burguesía es homogénea y que no hará todo lo que este en sus manos para eliminar a sus competidores tan pronto que sus ganancias comiencen a disminuir, en un primer momento intentara dirimir sus diferencias acotando mercados o apelando a la legalidad burguesa, o a los tratados internacionales, sin embargo tan pronto el pastel se hace mas pequeño, no dudara en pasar a un segundo nivel de confrontación utilizando los elementos dentro del mismo aparato de gobierno que le sean posibles, y pisoteando sus propias leyes y acuerdos, utilizando grupos de choque cuando no pueda usar a su antojo a la policía y al ejercito, cuando no baste con utilizar al estado burgués y sus representantes. Tal es el caso de los diferentes carteles y su conexión con los tres niveles de gobierno, incluso a nivel internacional.
Para un sector de la burguesía que intenta dar la careta de ser mas civilizada y democrática, la legalización de las drogas representa una oportunidad única para desplazar aquellos sectores de la burguesía generadas por el narco (una burguesía venida de la plebe por usar algún termino), para con ello irrumpir en uno de los mercados mas rentables y redondos dentro del sistema capitalista, ya que el mercado de las drogas durante décadas ha ido en crecimiento sostenido y las fortunas generadas por el mismo han sido generadas de manera rápida y en abundancia, aunado a ello, para millones de personas la droga se ha convertido en un elemento de primera necesidad para millones de personas que prefieren drogarse antes que comer. Tal es el interés de muchos políticos, representantes de determinado sector de la burguesía imperialista, como lo es Vicente Fox, Ernesto Zedillo, o Cesar Gaviria los cuales actúan como voceros de un sector que a pesar de que muy probablemente ya tiene extendido sus tentáculos en el mercado de la droga, ve como un estorbo a los actuales jefes de los diferentes carteles, los cuales llevan la lucha por los mercados, la mano de obra y la materia prima a una forma de competencia por de mas sangrienta, si algo se puede decir de la actual guerra es que es una de las expresiones mas abiertas de la descarnizada forma en la que los capitalistas de las drogas llevan la libre competencia.
El problema de las drogas en México tiene dos vertientes. Se emplea la miseria y la necesidad de los campesinos para hacerlos plantar marihuana o amapola En otros casos estos mismos campesinos se ven obligados a trabajar en las tierras del narcotraficante. En la mayoría de los casos el campesino, ya sea el que trabaja la tierra del narcotraficante o el pequeño sembrador suelen ser empleados como chivos expiatorios cuando el gobierno necesita hacer ver que combate al narcotráfico.
El otro aspecto del narcotráfico es el que tiene que ver con el empleo del territorio mexicano como trampolín hacia los Estados Unidos, por cierto el principal consumidor de drogas en el mundo. La cantidad de dinero que maneja el narcotráfico raya en el escándalo. Es totalmente imposible que un negocio tan próspero y que genera tantos beneficios se haga a espaldas de los responsables políticos y el gobierno del país. La realidad ha demostrado que tanto el ejército, la policía y funcionarios del gobierno están inmiscuido en este degradante asunto.
¿Es la legalización una alternativa?
Nosotros estamos convencidos de que la legalización de las drogas no es una solución y sólo crea falsas ilusiones. La legalización no acabaría con el desempleo y las condiciones de vida miserables en las colonias pobres, es decir, con las verdaderas causas que provocan que los jóvenes se droguen. Lo que sucedería es que los narcotraficantes, hoy todavía delincuentes, mañana se convertirían en honrados empresarios que continuarían produciendo y distribuyendo el mortal veneno a los hijos de la clase obrera.
No se puede negar el echo de que es imposible aceptar que mientras siga existiendo la sociedad divida en clases sociales y con ella la miseria económica y espiritual para el conjunto de la humanidad, las drogas seguirán existiendo como una necesidad, sin embargo la solución al problema no radica en aceptar la necesidad tal cual al margen de la lucha por la transformación de la sociedad, los marxistas tenemos claro que para acabar con el consumo de las drogas solo es posible dentro de un nuevo régimen social, donde el individualismo, la lucha por la sobrevivencia, la búsqueda de la ganancia, y demás pilares del sistema actual, pasen a ser cosa del pasado, nos parece incorrecto pues enarbolar como una bandera central de lucha la legalización de las drogas dentro del sistema capitalista, ya que por un lado dicha demanda bien puede ser aceptada y apoyada en determinada momento por un sector de la clase dominante la cual ve absolutamente en todo lo que exista como una mercancía mas, la cual puede ser sujeta a las leyes de la oferta y la demanda, la solución no es desde nuestro punto de vista ofrecer a la clase dominante y al estado un nuevo mercado, para nosotros el problema central radica en la destrucción del mercado capitalista y con el su estado burgués.
Pedir el monopolio del estado en la producción, distribución y consumo de drogas tampoco nos parece una consigna correcta, la primera cosa que no debemos olvidar es que hablamos en la actualidad de un estado burgués que gobierna un sistema capitalista, el monopolio estatal, si bien puede ser un paso adelante en cuanto a alguna rama de la producción como el petróleo, el transporte, los alimentos, los metales, los minerales, no lo es así en el caso de las drogas, ya que por un lado las estatizaciones bajo control obrero de ramas productivas como las primeras mencionadas permiten entre otras muchas cosas un paso adelante hacia la toma del poder por parte de los trabajadores, en el caso de las drogas esta representa un factor que retarda dicho objetivo, además que los marxistas debemos centrar nuestras consignas de estatización y control obrero sobre aquellas ramas que en realidad sean pieza clave para el desarrollo de las fuerzas productivas como la industria, la banca, el transporte y el campo que hoy están en manos de un puñado de parásitos. Aunado a ello nos parece importante subrayar que en la etapa actual del capitalismo en crisis las estatizaciones así sean sin control obrero han pasado a la historia, la tendencia mas característica del momento es la privatización de todo aquello que se encontraba nacionalizado, salvo contadas excepciones en America Latina como el caso de Bolivia, Venezuela y Argentina donde las masas a través de la lucha han logrado arrebatar a sus gobierno dichas demandas.
Aunado a lo arriba mencionado es casi un hecho que la política actual del imperialismo esta fuera de pretender legalizar las drogas en nuestro país, así es lo han expresado los representante en la Casa Blanca, el gobierno en turno, y de la misma forma por Peña Nieto que se presume (si lo permitimos) ocupara la silla los próximos años, por lo tanto tenemos que trazar la perspectiva de que las consignas políticas deben servir como herramienta que permita a las masas centrar su atención, no en la legalización cosa que además de incorrecta desde nuestro humilde punto de vista, es imposible debido a la dinámica actual del mercado, para nosotros la consigna sobre la cual deberíamos comenzar a discutir es “para acabar con la violencia y las drogas, que se vaya Calderón y su gobierno” creemos que a pesar de que tenemos que detallar y pulir dicha consigna la idea de la misma nos permite vislumbrar un camino que llame a la movilización, no por tal o cual reivindicación si no directamente contra la cabeza mas visible del sistema que ha generado la desastrosa situación por la que atravesamos, a la par de señalar que no será posible obtener nada de un gobierno que desde su llegada, declaro la guerra, no al narco, si no al pueblo.
No es correcto por el otro lado criminalizar (como lo hace de manera hipócrita el alcohólico del Calderón) el consumo de drogas, ante todo es necesario crear centros de desintoxicación, a la par de educación, trabajo, vivienda, recreación, cultura, deporte, ayuda psicológica. Miles de jóvenes se encuentran hoy tras las rejas debido a la criminalización que se hace a los consumidores, ya dentro de las cárceles el problema suele agravarse, aumentando el nivel de dependencia hacia a las mismas a la par de tener pase directo para inmiscuirse en el negocio y ya no solo en el consumo, es necesario generar un debate con expertos en la materia acerca de las mejores formas para disminuir el consumo y eliminar la dependencia, pero tenemos que ser claros en que ninguna de estas alternativas será posible con un gobierno de empresarios y para empresarios, la mejor muestra es que con la guerra de Calderón el consumo de drogas entre la población ha ido en aumento ya que según cifras de la secretaria de salud con todo y el maquillaje que le pueda poner, tiene que aceptar el hecho de que el consumo de la cocaína al mes de enero del 2011 había crecido de 1.25 a 2.5 % de la población y el de la mariguana de 2.4 a 4.2% y la edad en la que se empieza a consumir cada vez es mas baja, ya que en enero del 2011 según estadísticas de los Centros de Integración Juvenil (CIJ), hace cinco años los estudiantes empezaban a experimentar con drogas entre los 13 y 14 años de edad, es decir, en el primero segundo año de secundaria, pero ahora lo hacen a los 11 o 12 años, cuando cursan quinto y sexto grado de primaria. Este futuro es el que le depara a nuestra niñez y juventud bajo este régimen.
La represión sobre los jóvenes drogadictos debe ser totalmente repudiada, ellos son en última instancia víctimas de los verdaderos culpables, de los narcotraficantes los cuales se codean con gobernantes y forman parte de la “alta sociedad”. Definitivamente no nos referimos a los que defienden el consumo de las drogas, quienes argumentan que ellos no recurren a las drogas por estar desempleados, sin escuela, sin dinero, por ser víctimas de la represión y de relaciones familiares deterioradas. Mientras estas personas sumaran algunos cientos, en las calles y “ciudades perdidas” millones de jóvenes se hunden en la degradación víctimas de un futuro negado de antemano, muchos de ellos ingresando a las cárceles, auténticas escuelas del crimen.
¿Y que proponemos?
Los marxistas estamos a favor de una vida plena en toda la extensión de la palabra, a favor de una vida en libertad sin ataduras en ningún sentido, tal es el sentido de nuestra lucha, para nosotros la vida debiera ser lo suficientemente bella para poder percibirla tal cual es sin necesidad de que alguna sustancia nos la haga percibir de otro modo, sin embargo dentro del sistema capitalista es imposible que dicho anhelo sea cumplido, los horrores de la vida misma producto de un sistema en decadencia y que día con día nos arrastra al abismo son el campo mas fértil para que millones de personas busquen salidas falsas, ya sea en el paraíso cuando mueran, o creándose uno temporalmente en esta vida a través de las drogas. No puede existir vida plena, ni en libertad cuando se vive en la miseria y se generan dependencias a sustancias toxicas que buscan alterar la percepción a esta realidad miserable. El ser humano tiene la capacidad plena para disfrutar al máximo una serie de sensaciones producto de los placeres y alegrías que la vida misma ofrece, si pudiéramos hablar de alguna adicción esta seria a la vida misma, la única necesidad del ser humano en una nueva sociedad seria la de preocuparse por vivir el tiempo suficiente para experimentar la infinidad de posibilidades artísticas, intelectuales, de conocimientos, en sentimientos que se postran ante si.
Mientras tanto y sabedores de que no llegaremos a ese estadio por medio de simples deseos es necesario organizarnos por algunas demandas que nos permitan ir avanzando:
- La creación de Comités para luchar contra la droga en todos los barrios y colonias, integrados por los residentes del lugar, amas de casa, familiares de afectados, sindicatos y organizaciones obreras.
- Centros de rehabilitación en los barrios y colonias para alcohólicos y drogadictos, bajo control de los sindicatos y los jóvenes. Además deben considerarse la creación de puestos de trabajo estables y educación para los recién tratados.
- La expropiación de todos los bienes y fortunas de los narcotraficantes, e inversión de las mismas en programas de rehabilitación de toxicómanos, bajo control de organizaciones sindicales, de vecinos y de familiares afectados.
- La expropiación y puesta bajo control obrero de los bancos, constructoras y otras empresas implicadas en el “lavado” de dinero proveniente del tráfico de drogas.
- Prohibición total de la publicidad del alcohol y tabaco, y toda aquella propaganda “cultural” relacionada con el narcotráfico. Expropiación de aquellos medios de comunicación coludidos con el Narco y puestos bajo control democrático de los trabajadores de la comunicación y comités de radioescuchas o televidentes surgidos desde los sindicatos y los barrios.
- La creación de una red sanitaria para atender a los toxicómanos, eficaz, gratuita y a cargo del Seguro Social. Aumento al gasto social para atender esta demanda.
- Por la transformación de las colonias actuales en zonas dignas de vivir y que ofrezcan un desarrollo integral de los jóvenes.
- Por la creación de zonas deportivas, recreativas y culturales de calidad en los barrios obreros y marginales, administradas por comités de vecinos, organizaciones culturales, deportivas y de jóvenes, a la par de sindicatos y organizaciones sociales de la región.
- Emprender una campaña masiva de prevención del consumo de drogas en todas la escuelas de todos lo niveles que dé claridad y conocimiento científico acerca de los efectos y los daños en el organismo humano.
- Juicio popular y cárcel a todos los políticos, y servidores públicos inmiscuidos en las redes del narcotráfico. La creación, capacitación y armamento a cargo del estado de policías comunitarias elegidas por lo vecinos, sindicatos, organizaciones sociales y campesinas en las colonias, barrios, ejidos, pueblos y rancherías para hacer frente al crimen organizado y los abusos de policías y militares coludidos con el narco
- Abolición del tratado de Libre Comercio, por el subsidio e impulso al campo mexicano, por una amnistía a todos los pequeños campesinos que sembraran drogas, por un programa de sustitución de cultivos que permita cambiar drogas por comida, por mecanismos de comercialización y venta de los productos, financiado por el estado y administrado por las asambleas comunitarias, comités campesinos y sindicatos de jornaleros.
- Por la creación de 7.5 millones de empleos, por medio de programas de construcción de obra publica, vivienda, escuelas, hospitales, con plenos derechos laborales, salario digno, jornada de 6 horas y becas a todos aquellos jóvenes que deseen cursar sus estudios. No queremos ser “Ninis”.
- Por la nacionalización y reapertura bajo control democrático de los trabajadores de cualquier cadena de transporte aérea, marítima o terrestre que permita el traslado de droga y armamento.
- Por la revisión y permuta de miles de casos de drogadictos que se encuentran en la cárcel y que han incurrido en delitos menores, por un programa de desintoxicación, inclusión en programas laborales y educativos como mecanismos de reinserción social.
Estas son tan solo algunas ideas y propuestas que ponemos a su consideración a fin de iniciar un debate con respecto a como combatir las drogas, esperamos en siguientes dias poder enviarles algunas ideas acerca del problema de la militarización y el movimiento por la paz con justicia y dignidad.
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