Memorial de Agravios: Mujeres en resistencia

Morgan / Fima

Desde 1848 se hablaba de anunciar un día para recordar y darle vida a la lucha colectiva por las necesidades y demandas que más le afectan e importan a las mujeres, sin embargo, otros hechos refuerzan  la memoria histórica del porqué  y  qué intensión tiene conmemorar el día internacional de la mujer.

La lucha por la paridad y emancipación de la mujer tiene sus antecedentes desde antes de la revolución francesa (1789); pero es hasta el siglo XVIII que hay un notorio debate en torno al papel subordinado de la mujer como un producto social y biológico,  al “género” como una construcción social y  no natural que suponía la “inferioridad natural de las mujeres”, y la estructura de dominación masculina como complemento de las desigualdades de la sociedad moderna.
Es a lo largo de esta etapa histórica fundamentada por el racionalismo que empieza a surgir  la forma del pensamiento burgués. El antiguo régimen  tenía una lógica estancada en la estratificación de sus estamentos: la nobleza, el clero y el “tercer estado”, eran grupos sociales privilegiados pero no podían aspirar a la conquista de ser parte de un estrato más importante en la jerarquía de la sociedad. Al no aceptar la lógica en la división social del feudalismo, se empieza a desarrollar esta idea de “igualdad” con lo que empieza a colapsar la antigua estructura dando paso a una nueva fragmentación mucho más simplificada: la clase de los explotadores y la clase de los explotados. Las primeras revoluciones liberales-burguesas, que tenían como finalidad la conquista de la igualdad jurídica y romper con el sistema de los privilegios feudales, bajo la bandera universalizadora de libertad, igualdad y fraternidad, también fabricaron la idea de “sujeto” e “individuo” como alternativa a la supremacía social de las entidades colectivas que eran los estamentos.
  
Esta idea de igualdad de inmediato es asumida por algunas mujeres de la revolución francesa en sus discursos intelectuales y en sus prácticas políticas. El resultado de todo ello es la construcción de un incipiente feminismo que se alejará de la queja como elemento central y asumirá la vindicación como elemento básico, pues se evidenciaba la contradicción en los logros de esas revoluciones liberales: los logros solo eran aplicables al ciudadano hombre, a la mujer se le excluía y se le negaba su libertad política e igualdad. Las denuncias de los daños y prejuicios contra  la mujer empezaron a reivindicarse con este pensamiento ilustrado. El feminismo exigía la transformación de las estructuras y estratificaciones sociales que producían desigualdad, al mismo tiempo cuestionaba las teorías y los pensadores que excluían a la mujer, pues aun cuando los hombres alcanzaron un cierto grado formal de libertad, las mujeres siempre fueron tratadas como seres socialmente inferiores.

Para 1850 las condiciones en las que se encontraba Europa después de las guerras napoleónicas producen una transformación desde la esfera ideológica a la esfera productiva: la mujer aparece como trabajadora asalariada producto de la revolución industrial. Los cambios en la estructura económica repercuten en las estructuras familiares y culturales, en la misma medida en que el cuerpo femenino ha sido apropiado por el Estado y los hombres, forzado a funcionar como un medio para la reproducción y la acumulación de trabajo (por ejemplo el trabajo doméstico). En este sentido, es bien merecida la importancia que ha adquirido el cuerpo, en todos sus aspectos —maternidad, parto, sexualidad—, tanto dentro de la teoría feminista como en la historia de las mujeres. 

Por estos tiempos se pensaba que la capacidad craneal de la mujer demostraba su inferioridad al intelecto del hombre, discurso de la inferioridad  el cual podemos rastrearlo desde la antigua filosofía griega ha sido construido en que la diferencia sexual es clave de inferioridad., y servía como “justificación” para la brecha salarial entre hombres y mujeres. Por ejemplo: en 1906 el proletariado femenino Ingles cobraba un 43,7% menos que los hombres,  y las jornadas extenuantes de trabajo eran de 10 a 12 horas. 

El desarrollo económico se fortalecía en medida que conseguía aumentar la productividad en el sector rural: la revolución agraria afecta directamente a la mecanización de los campos, lo cual repercute en la economía del sector campesino. La distribución de tareas entre los sexos implica que las mujeres se vean obligadas a optar por los puestos no cualificados, dejando al hombre ocuparse de las “fases productivas”. Sin embargo,  aunque trabajaban igual de duro en la industria y recibían menor salario; estos empleos las daban nula consideración social a las obreras. El crecimiento de la clase media como producto de este desarrollo económico, aumento los puestos de trabajo en el sector de servicios; “en Gran Bretaña, por ejemplo, a principios del s. XX el 70.8 % de las mujeres solteras, entre 20 y 45 años tenían un trabajo asalariado. También en el Reino Unido, en 1850 se observaba como el número absoluto de mujeres mayores de 45 años había crecido entre clases medias” (Ocaña Aybar, autodidactica, I.E.S, Madrid.)
 
 
 Mujeres organizadas.

Las mujeres en la lucha por conseguir mejores condiciones de trabajo y de vida empieza también a crear sus propios sindicatos  o  a unirse a otros sindicatos mixtos  que les permitiera organizarse; un ejemplo en el año 1857 (cuando surgía en E.U e Inglaterra, lo que sería denominado la “Segunda Ola Feminista”), durante esa época trabajadoras protestaban por la poca paga y las miserables condiciones laborales, miles se solidarizaban con el sindicato de costureras de la compañía textil de Lower East Side, marchando por las calles donde residían las personas ricas que bajo la defensa de sus intereses, reprimieron a las mujeres con su brazo armado: la policía. De la misma forma responden las autoridades en 1867 amenazando a la huelga de planchadoras de cuellos de Troy que exigían respeto a su organización sindical, denunciaron la explotación laboral a la que están sujetas, a detener la huelga y a regresar con salarios más miserables que antes. Uno de los hechos más divulgados lo tenemos el 8 de marzo de 1908: 129 trabajadoras en huelga, protestaron encerrándose en la fábrica, el patrón provocó el incendio del inmueble y murieron incineradas las mujeres que adentro resistían. En aquellos años eran comunes los incendios en fábricas, pero esta noticia no se publicó en los periódicos.

A mediados de 1908, algo que resalto fue el movimiento  sufragista, articulado políticamente en torno al derecho al voto, surgió en los países que adoptaron el sistema capitalista con todo lo que sus ideales democráticos implicaban, pero el cuerpo central de sus reivindicaciones fueron el derecho a la propiedad, a la educación, el acceso a las profesiones o a la libertad para organizarse y hablar en público. 


Durante la última época del sufragismo, en los últimos años del siglo XIX y primeros del siglo XX, está profundamente marcada por un sesgo más radical que enfatizará la reivindicación de autonomía sexual para las mujeres y la crítica a la moral patriarcal inherente a la institución del matrimonio. Retrospectivamente, se observa que en el sufragismo se consolidan dos corrientes de ideas y de praxis política: una moderada, cuyas raíces políticas y demandas son fuertemente liberales; y otra más radical, que pondrá en el escenario político sufragista algunas de las reivindicaciones políticas que demandará el movimiento de los años setenta del siglo XX.

Un sector del movimiento sufragista se acercó a la ideología socialista y de esa forma puso las bases de un movimiento feminista más amplio e incluyente en el que las mujeres obreras y las de clase media, (no sólo  mujeres de la clase burguesa y pequeñoburguesa) que sentían como una carga insoportable los privilegios masculinos, hicieron una alianza frente a las leyes y usos y costumbres patriarcales.

 Las Estadounidenses socialistas celebraban una campaña promoviendo el voto femenino mediante el “Women’s Day” que más tarde se promulgaría el último domingo de febrero de 1909; asignado por el Partido Socialista Americano.  El sufragismo se aplicó de forma diferente en otros lugares, por ejemplo la primera guerra mundial con sus reformas trajo el sufragio para las mujeres en los imperios centrales (Alemania Austria, Checoslovaquia, Polonia).

No obstante a pesar de que las prácticas políticas feministas eran interclasistas, no han  podido llamar a la movilización ampliamente,  su ausencia  en diversas regiones del mundo se hace notar en términos de menores espacios de libertad, autonomía e igualdad, para las mujeres de esas sociedades en las que el feminismo no pudo por diversos motivos germinar.  Los movimientos con verdaderos planteamientos populares de 1848, se vieron bloqueados por el tinte de conservadurismo reduccionista que empezó  a darle la burguesía a la par de la fase expansiva del capitalismo de las dos décadas siguientes.

El Día de la Mujer.

Clara Zetkin, líder del Movimiento Alemán de Mujeres Socialistas, hizo un llamado de unificar la lucha por  reclamar el derecho al voto y todos los derechos políticos  y económicos que correspondían y también por preservar la paz mundial. Haciendo alusión al Women´s Day, Zetkin propone celebrar un día internacional de la mujer junto con las delegadas de, la 2 ª Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en el año de 1910. 

El 8 de marzo que se conmemora y se conmemoraran en años siguientes debe denunciar a que la lucha de la mujer va ligada a la historia del mundo; se han ganado derechos pero debemos considerar que  el capitalismo, como sistema económico-social está necesariamente vinculado con el racismo y el sexismo, por ello se ve en la necesidad de justificar y mistificar las contradicciones incrustadas en sus relaciones sociales. Al igual que los trabajadores, las conquistas serán dentro de lo que el propio sistema nos permita.

 Estos sistemas de  dominación con los que se fortaleció la burguesía implico actos de violencia hacia la mujer que hoy  día siguen estando en la impunidad  y en México, se trascriben en aproximadamente más de 2 mil 700 asesinatos de mujeres en un promedio de 7 feminicidios al día. Es indignante el número y forma en que diariamente mueren las mujeres e igualmente indignante la impunidad social y estatal que se produce alrededor de esos hechos, consecuencia de los patrones culturales patriarcales y misóginos prevalecientes en la sociedad; la excesiva  burocratización  de los procedimientos legales; las dificultades para investigar las complejas y crueles modalidades de esta violencia: hasta la imposibilidad de establecer una caracterización de l@s responsables, según sean estos miembros del entorno familiar o cercano a las víctimas, o pertenezcan a estructuras estatales y/o criminales poderosas. Violencia atribuible al proceso de globalización como ejemplos tenemos el ascenso de asesinatos por las dotes en india, el incremento del tráfico y otras formas de trabajo sexual forzado, así como el agudo ascenso de la  desaparición  de mujeres. Cientos de mujeres jóvenes, casi todas trabajadoras en las maquilas, han sido asesinadas en ciudad Juárez victimas aparentes de violación o de redes criminales, productoras de pornografías y películas  "snuff”.

El sexismo tiene diversas expresiones en las diferentes sociedades patriarcales tales como androcentrismo, insensibilidad al género, dicotomismo sexual, familismo, sobre generalización, entre otras. Una de las formas más generalizadas del sexismo, se da cuando un estudio, un análisis o investigación se enfoca desde la perspectiva masculina como central a la experiencia humana y por ende como la única relevante. Consiste en ver el mundo desde lo masculino tomando al varón de la especie como parámetro o modelo de lo humano. Dos formas extremas de androcentrismo son Ginopia y la Misoginia. La primera constituye la imposibilidad de ver lo femenino, de lo que resulta la invisibilidad de la experiencia femenina en el quehacer humano. La segunda, la Misoginia, se refiere al repudio u odio a lo femenino. Esta segunda forma de expresión extrema se vuelve especialmente relevante en la medida en que la misoginia se traduce siempre en feminicidios. Es decir, la muerte violenta de las mujeres. 

Pero por encima, la violencia institucional ha escalado más. Esta es la violencia de pauperización absoluta de las condiciones inhumanas de trabajo, de la migración en condiciones de clandestinidad. El patriarcado siempre ha formado parte de los sistemas que han apropiado del trabajo humano y el cuerpo de la mujer es una fuente de riqueza, que presenta hijos e hijas, mano de obra para la inmensa explotación laboral. El capitalismo al querer aumentar sus beneficios debe imponer cierta disciplina, tiene que separar a hombres y mujeres de los medios reproductivos expropiando tierras, haciendo recortes en el "estado de bienestar", precarizando el trabajo y la vida.

Sin embargo se observa una clara tendencia solo a considerar los problemas a los que se enfrentan las mujeres como un asunto únicamente de derechos humanos e intentar priorizar  las reformas legales como herramientas básicas, aunque sean completamente ignoradas por quienes son condenad@s, no consiguen desafiar el orden económico mundial, que es la raíz de las formas de explotación de las mujeres.

No esta demás mencionar cómo reaccionan los medios de comunicación ante la violencia  sexista, culpabilizando a la víctima, invisibilizando la violencia, informando con amarillismo y estereotipos si la víctima era una persona "normal" o no. Lamentablemente esta campaña mediática genera una cultura de impunidad y naturalización que nos muestra la insensibilidad social y política ante la violencia.

Si algo nos enseña la memoria histórica  de la humanidad es entender  en qué contexto nos encontramos en el mundo y nos permita explicarnos el papel que tenemos, hacia donde debe estar dirigida nuestra lucha, no aislada, no contra “los hombres”, sino contra sistemas de dominación que tienen nombre y es necesario identificarlos :
El capitalismo y el patriarcado, Mantienen toda una estructura de acumulación de riqueza. Que precarizan la vida de aquellos y aquellas a quienes someten, sistemas que tienen  la violencia contra las mujeres como parte del proceso y perpetúan la dominación de un género, raza y clase  sobre otr@s. El capitalismo neoliberal, cuyas máximas perversidades son las maquilas y la industria de la prostitución, una fuente inagotable de empobrecimiento y des empoderamiento de las mujeres. Nos vemos en la necesidad de seguir luchando hombres y mujeres para alcanzar una sociedad libre de opresión. Un mundo donde quepamos todos y todas.

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