Militares en el D.F.


Al parecer, la política de militarización de todo el territorio nacional que el gobierno de FECAL ha implementado desde el inicio de su administración esta por concluir. Concluir no en el sentido de que los militares regresaran a los cuarteles, sino en el sentido de que la militarización esta cubriendo prácticamente lo largo y ancho del territorio nacional.  
Hasta hace poco, no más de 2 años, los capitalinos veíamos aún lejos la posibilidad de que militares se paseasen con sus largas armas y vehículos artillados por las calles del D.F. Pero sabíamos que tarde o temprano el centro del país se vería ocupado por las fuerzas armadas. Ocupado con la excusa oficial, con la misma justificación que se usa para defender tanto la permanencia de los militares en las calles del país como para justificar los “daños colaterales” (más de 35 mil asesinatos) “inevitables” que la supuesta guerra contra el crimen-organizado ha dejado. Un discurso por demás utilizado, el discurso del combate al crimen organizado y al narcotráfico. El centro del país había sido hasta hace poco, el ojo del huracán.

Ahora los cárteles, dicen los funcionarios del gobierno, ambicionan el control del D.F. ya que es un buen mercado de los estupefacientes, además de que sirve como paso estratégico para controlar la distribución de drogas entre el D.F. y el Edo. de México.

Los operativos militares en el D.F. se dice que son encaminados a objetivos dirigidos y que por ninguna manera serán permanentes. La realización de operativos en las calles de la capital mexicana empezó desde hace casi dos años, en el mes de junio del 2009, con la presencia de militares junto con policías federales (P.F) y la PGR en calles de la colonia Obrera, ubicada en la delegación Cuauhtémoc. Después siguieron más en las colonias Santa María la Ribera, La Tabacalera y La Moderna. El argumento utilizado para permitir dichos operativos fue similar al que se ha usado en el resto del país, el combate al narcomenudeo y el tráfico de armas.  Durante el 2010 no se dio ni uno, pero en el primer mes del 2011 de nuevo aparecieron. El 24 de Enero del 2011 los marinos hicieron su aparición en las calles de la colonia del Valle, el 25 del mismo mes en la colonia Nápoles, el día siguiente en calles de la delegación Iztacalco. En todos ellos, las fuerzas armadas son los únicos que catean las casas; la P.F. y la PGR sólo cercan la zona del operativo. Días después de los operativos ya mencionados, funcionarios de la PGR dieron a conocer que tales se realizaron con el fin de capturar a Héctor Beltrán Leyva, líder del cartel de los hermanos Beltrán Leyva, y a integrantes del mismo cártel.
El problema aquí es, aunque este tapado por la envoltura de seguridad nacional, la salida de los militares de sus cuarteles. Pues, vemos que eso no se ha traducido en una reducción de la criminalidad ni del consumo de drogas, sino que todo lo contrario, vemos un país sumergido en el miedo, en la pobreza, en la sangre, en la apatía ante las problemáticas sociales, y sobre todo vemos como es que nuestros derechos básicos y humanos se ven coartados por la fuerza militar. Nuestros derechos al libre transito, libre expresión, libre manifestación, etc.
El sur fue militarizado con el discurso oficial del combate a la siembra y cosecha de marihuana además de detener el tráfico de armas, pero la realidad era mucho más cruel, la realidad es que se militarizó para combatir la insurgencia de los grupos campesinos organizados por mejores condiciones de vida. Es decir, la militarización fue usada (aún lo es) como política de contrainsurgencia, no más. En el norte se hizo de una manera similar, el discurso oficial dijo que se militarizó para detener el tráfico de drogas y armas con Estados Unidos. Pero vemos que el tráfico de armas y drogas no se ha detenido. Lo que vemos, en todo el territorio nacional, es una ofensiva contra la población no involucrada con la criminalidad.

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