Crisis: Devaluación, inflación y desempleo.

Pablo Nicolas

En estos momentos de gran inestabilidad económica es pertinente traer a la mesa de análisis el fenómeno conocido como Devaluación sobre todo por que somos los trabajadores, amas de casa, campesinos y estudiantes quienes resentimos sobre nuestros hombros la pesada loza que nos impone de mil maneras un sistema económico en putrefacción como lo es el capitalismo.

Con el afán de entender mejor las causas del fenómeno y sus consecuencias, me veo en la necesidad de abordar temas que están estrechamente relacionados, por lo cual ruego al lector tenga paciencia en la lectura.

Para ningún trabajador es un secreto la inestabilidad económica en la que nos encontramos, mucho menos para las amas de casa que día con día observan como los ingresos familiares se reducen cada vez más en relación con el aumento en los precios de los artículos más elementales para la sobrevivencia familiar. Es por esto que para el trabajador no tiene sentido alguno las declaraciones "optimistas" que se hacen en periódicos, radio y televisión acerca de la supuesta "estabilidad económica".

Un ejemplo concreto de que la actual situación no es nada halagadora y de que la economía no es estable, nos lo dio la noticia más importante en materia económica del 10 de marzo del presente año, en la cual se hacia referencia a la subida en el precio del dólar de 1.82%, alcanzando un precio en las ventanillas de bancos hasta $ 15.95 pesos por dólar (La Jornada 10/03/09, p. 21). La relación de precio entre el dólar y la moneda nacional, que es el peso, se denomina tipo de cambio, esto es: "la cantidad de moneda extranjera que se puede obtener por unidad de moneda local". Cuando esta relación se amplia de manera significativa, es decir, cuando tenemos que pagar más pesos por un dólar; se presenta lo que conocemos como devaluación. Y en estos momentos, de crisis económica, se esta efectuando una, de hecho, siempre esta presente, sólo que se da paulatinamente y de forma sutil. En periodos de convulsión económica se presenta de manera brusca y se hace más evidente como se mostró a principios de marzo, en ese momento, el peso registró una perdida del 44% de su valor, en sólo un año (La Jornada 03/03/09, p. 20). Esto nos dice que del mes de marzo del 2008 a marzo del 2009 el peso perdió casi la mitad de su valor respecto al dólar.

¿Qué, o quienes generaron y siguen generando esta devaluación tan brusca? Recordemos que hace un año empezaban a manifestarse de una forma más visible los síntomas de lo que a la postre se convertiría en la mayor crisis económica jamás vista tanto en Estados Unidos como en el mundo. Y digo que se manifestaba de forma visible, porque en los hechos, esa crisis se venia gestando a pesar del crecimiento económico que registraban los países, esta crisis sólo nos muestra la crisis histórica del capitalismo. En este contexto de gran incertidumbre, en el que se empieza a desarrollar una especulación con el dólar los grandes capitalistas extranjeros como nacionales ante el miedo de perder una parte de sus cuantiosas fortunas, comienzan a protegerse adquiriendo la mayor cantidad de dólares posible, es decir, cambian miles de millones de pesos por su equivalente en dólares, y todo esto, ante la mirada complaciente de las "autoridades" económicas y políticas del país, que lejos de tomar medidas contra este tipo de practicas se convierten en cómplices de los grandes empresarios al facilitarle no sólo los mecanismos para la compra de dólares, sino más aun, ponen a la disposición de unos cuantos individuos miles de millones de ésta moneda; justificándose con el pretexto de querer evitar; lo que ellos mismos ocasionan: la devaluación.

Muchos nos preguntaremos ¿por qué no la evitaron? Pues bien, como todos sabrán. En el afán de obtener beneficios hasta en los peores momentos; los capitalistas recurren a todo tipo de maniobras y la devaluación es una de ellas, con ésta, buscan obtener ganancias través de los dólares que han adquirido previamente o en el proceso de la misma. Es decir, en la medida en que aceleran la devaluación del peso, su fortuna previamente convertida en dólares se hace más grande y así obtienen ganancias a través de este tipo de especulación. En esta práctica se involucran de manera directa a través de sus empresas, sólo unas decenas de hombres multimillonarios que tienen por sí mismos la capacidad de provocar un desequilibrio en los precios de las principales monedas. Para ilustrar de mejor manera lo dicho demos un ejemplo de sus practicas; en una de sus ediciones de marzo La Jornada comentaba al respecto: "los intermediarios financieros recibieron con beneplácito los primeros 100 millones de dólares de la reserva de divisas del país, colocados en el mercado de cambios por el Banco de México a través de su nuevo mecanismo de intervención" y continuaba en otro párrafo "la primera convocatoria a subastar 100 millones de dólares diariamente hasta el próximo 8 de julio fue todo un éxito" (La Jornada 10/03/09, p 21). Para esos 100 millones subastados sólo se presentaron 19 posibles compradores, de los cuales ¡sólo dos de ellos se llevaron más de 55 millones! Según datos del mismo periódico.

Me pregunto: dejar que unos ladrones de cuello blanco se enriquezcan de esa forma es un éxito (?) sin duda lo es, ¡¡para ellos!! Ya que estarán en posibilidades de adquirir hasta el 8 de julio cerca de ¡12 mil millones de dólares! a un precio preferencial (les venden los dólares por debajo del valor de mercado) y a la larga, esta pequeña diferencia multiplicada por los miles de millones que adquieren, se convierte en su ganancia por especulación, ganancia que alcanza cifras de enormes proporciones, adquiridas sin hacer un mínimo de esfuerzo.

Estos ladrones también cuentan con la ayuda de los administradores en turno de sus bienes, nos referimos a los hombres que desempeñan trabajos de representación publica, políticos en su mayoría, aunque también se valen de aquellos que "resguardan el cumplimiento de las leyes" para que los desfalcos se realicen de forma "legal" (¿sic!) al brindar esta ayuda, los políticos obtienen grandes cantidades de dinero, además de que ellos mismos también incurren en esta practica, aunque en menor medida y no porque tengan sentido de responsabilidad, más bien porque no cuentan con el dinero que quisieran para poder cometer sus mega fraudes, importándoles muy poco que los principales perjudicados por estas acciones sean las personas de escasos recursos. Por que para un trabajador no es tarea fácil enfrentarse a una devaluación, de entrada, los precios de los alimentos que son importados suben de precio y no me refiero a artículos de lujo, sino a productos que son básicos para una familia como pueden ser las tortillas, el fríjol, aceite comestible, arroz, cebolla, etc, etc. Ya que muchos de estos productos son importados principalmente de Estados Unidos. Al aumentar los precios en los artículos del hogar y comestibles se comienza a producir lo que conocemos como inflación; esto es: el aumento generalizado de precios, y por supuesto; el ingreso familiar se ve reducido a una mínima cantidad, de hecho llegamos a un punto en el cual no se puede cubrir ni siquiera lo más elemental que es la comida y de ahí que en las tiendas de autoservicio que otorgan crédito –con tasas de interés elevadísimas– hasta de los alimentos. Tan sólo en el 2008 el precio de la canasta básica (compuesta por artículos de primera necesidad y de consumo popular, es decir, artículos que consume la población de escasos recursos) registró un incremento de precios de 8.3%, a diferencia del salario mínimo que sólo incremento en un 4.6% el primero de enero (www.vectoreconomico.com.mx). Y esto se convierte en un círculo del cual no podemos salir; ¿y todo por que? ¡Por la especulación de los explotadores del pueblo!

En esta situación es imperativo que nosotros, la clase obrera, desarrollemos una lucha sin cuartel contra los robos de los grandes capitalistas, ante la devaluación y el incremento en los precios es necesario luchar con la consigna de ¡¡escala móvil de salarios!!, es decir, que el salario aumente igual o en mayor proporción que la inflación, esta lucha debe asegurar unir a los trabajadores con aquellos obreros que no tienen trabajo, ya que sólo la unidad en la lucha nos puede asegurar el triunfo. Seguramente los explotadores responderán ¡no hay dinero, estamos en crisis! Y como ya vimos, estos no son argumentos validos para los trabajadores, en esa medida es necesario utilizar sus herramientas de lucha como son los sindicatos y a través de ellos garantizar que "Los contratos colectivos de trabajo deben asegurar el aumento automático de los salarios correlativamente con la elevación del precio de los artículos de consumo"(Trotsky, León. El Programa de Transición) para los miles de desocupados que no cuentan con su herramienta de lucha tradicional es preciso formar comités contra la carestía de la vida con un programa claro que nos permita luchar a lado de nuestros hermanos de clase –y nada más claro que luchar por la conservación y aumento en los puestos de trabajo–, ¡ni un desempleado más!, ¡ya no más paros forzados sin goce de sueldo! Si el capitalismo ya no es capaz de generar más fuentes de empleo para los trabajadores, es claro que su hora final ha llegado. ¡Luchemos por la repartición del trabajo existente entre todas las manos obreras existentes!

Muchos pensaran que es imposible realizar todas estas medidas, pero como diría Trotsky "la "posibilidad" o la "imposibilidad" de realizar las reivindicaciones es, en el caso presente, una cuestión de relación de fuerzas que sólo puede ser resuelta por la lucha".

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