Lecciones de clase



Pancho Rojo.

Una ofensiva devastadora ha sido lanzada en recientes fechas contra la clase trabajadora del campo y la ciudad. Son multiples y constantes las contrarreformas aprobadas en perjuicio de los intereses de los desposeidos. Un ambiente de desanimo, frustracion, coraje y tristeza parece adueñarse de importantes contigentes de los trabajadores. Negras tormentas se vislumbran en la conmemoracion del 128 aniversario del dia internacional de la clase trabajadora. Es necesario que el movimiento obrero resurja de entre las cenizas como el Ave Fenix.


La crudeza de las cifras

Es evidente que dentro del capitalismo las jóvenes generaciones están condenadas a ser los desempleados mejor preparados en la historia. Los que tienen la fortuna de encontrar un trabajo son sometidos a las nuevas dinámicas depredadoras establecidas en la nueva reforma laboral, con contrataciones por tiempo determinado. Pasan años esperando obtener algún día la tan anhelada contratación de base, pero en la realidad serán desechados después de algunos años de haber laborado sin derecho a la antigüedad ni finiquito. La capa de jóvenes que no cuentan con títulos universitarios esta obligada a trabajos chatarra, en una empresa de comida rápida o en alguna cadena de servicios de una de las grandes trasnacionales.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, hasta diciembre del 2012,  35.6% de la población desocupada tenía estudios de educación media superior y superior, y 22.15% de quienes cuentan con esta escolaridad está en el subempleo.
En México hay 29 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años, 38% de los cuales están desempleados; de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Son 11 millones –el equivalente a toda la población de Cuba– sin trabajo.
La canasta básica alimentaria se ha vuelto una utopía para una familia de la clase trabajadora con el ingreso de solo un salario mínimo. Según el Centro de Análisis Multidisciplinario del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM en 2012 se necesitaban 25 horas con 21 minutos por jornada laboral para poder comprar los insumos señalados en dicha canasta, esto se traduce en que una familia proletaria tiene que emplear a Padre, Madre e hijos mayores aportando el total de sus jornadas para lograr adquirir el privilegio de contar con la “canasta básica”. Dicho informe señala, por ejemplo, que el sector laboral mexicano ha visto caer el consumo de frijol en 417%; de leche en 305%; de huevo en 193% y piezas de pan en 663%.
El clima de violencia y muerte no ha disminuido en lo mas mínimo, durante el actual gobierno las cifras de asesinatos ligados al crimen organizado, al cerrar el 2013 alcanzó la cifra de 18, 432 personas.  Son muy claras las prioridades del actual gobierno en el presupuesto aprobado para la Secretaria de Seguridad Publica y la Secretaria de la Defensa Nacional  (sin contar el de la Marina y Armada de México) suman 102,028 millones de pesos mientras que el presupuesto asignado a la educación superior es de 92,553 millones de pesos (casi 10 millones menos de lo que se asigna a los cuerpos represivos). La muerte y represión tienen preferencia frente a la educación. 


El recuento de los daños

Es importante reconocer que la correlación de fuerzas se ha inclinado del lado de la burguesía, no precisamente por que esta sea una clase que se encuentre fortalecida políticamente hablando, ha sido gracias a sus aliados reformistas y conciliadores dentro de las filas de la clase trabajadora y la juventud que han contenido una y otra vez el potencial revolucionario de cientos de miles de personas que desde 2006 han salido de manera masiva a luchar en las calles. A la ausencia de un polo aglutinador que actúe como referente de masas hacia la izquierda, importantes coyunturas han sido desperdiciadas en manos de las burocracias sindicales, y políticos oportunistas que una y otra vez encarrilan las fuerzas opositoras al régimen hacia las caducas formas institucionales y legaloides en donde centenares de veces hemos perdido. En el caso de los referentes juveniles, el movimiento #Yo Soy 132 demostró de manera trágica los límites de un movimiento dirigido con políticas pequeñoburguesas, una increíble oportunidad de incrustar a los jóvenes  de manera masiva con toda su energía y explosividad hacia la lucha frontal contra el régimen se diluyó en la mera coyuntura electoral y el pacifismo burgués. 
La entrega del petróleo a las grandes trasnacionales ocurrió sin una verdadera batalla, AMLO por centésima ocasión engañó a sus bases, convocando una tibia movilización y retrocediendo sobre peldaños antes escalados. Lejos quedó aquel Obrador que en 1995 encabezaba la toma de los pozos petroleros en Tabasco. 


Aunque en otro nivel de movilización y organización la lucha del magisterio democrático aglutinado en torno a la CNTE libró una dura batalla contra la nefasta reforma educativa, las bases del movimiento magisterial se reactivaron a nivel nacional impulsados por nuevas y renovadas fuerzas, una lucha en la que de nueva cuenta nos dejamos arrastrar por los tiempos y las formas del enemigo de clase, la dirigencia magisterial se adaptó a los tiempos legislativos, imponiendo una apresurada y desorganizada respuesta, la táctica histórica de movilización-negociación-movilización enarbolada por la Coordinadora se transformó en un dialogo de café en las oficinas de la secretaria de gobernación y las cámaras legislativas en donde la única negociación ofrecida era morir por el tiro de gracia o lentamente envenenados.

Al jugar en la cancha enemiga, con el arbitro del equipo contrario y con las reglas de nuestro adversario estábamos condenados de antemano a perder por un amplio marcador.
Aunado a ello, nuestra clase ha sido fragmentada y dividida por la propia directiva técnica, lejos de comportarnos como un equipo profesional, nos lanzamos a la cancha con el entrenamiento, la táctica y la disciplina del peor equipo llanero. De poco sirve que nuestro equipo sea mil veces más fuerte y numeroso si cada uno anda jugando su propio partido.


Aprender de las derrotas

Sin embargo, de manera contradictoria, la pasada etapa de lucha nos arroja lecciones de suma importancia en el terreno de la táctica y la política que necesitamos levantar de nueva cuenta los trabajadores y la juventud.

Las actuales organizaciones de masas responden a cuestiones de carácter inmediato, dejando de lado la única alternativa real ante la deplorable realidad que nos oprime: la lucha revolucionaria de masas. Así pues, los sindicatos cada vez tienen menos efectividad en la consecución de nuestras demandas salariales y la defensa de nuestras conquistas. No queremos decir en modo alguno que los sindicatos han dejado de ser útiles, pero no podemos negar que en la época de decadencia y voracidad capitalista cada vez están mas cooptados por los agentes de la burguesía y, a su vez, tienen menos margen de maniobra para obtener auténticas conquistas. Sólo una política revolucionaria en las direcciones y las bases de los sindicatos podrá hacerlos resurgir de entre las cenizas como herramientas de lucha de la clase trabajadora. Organizaciones como el MORENA pueden tener gente muy honesta y con ánimos de luchar en sus bases, sin embargo, atados a una política mayoritariamente electoral y con practicas clientelares en su interior solo pronostican un nuevo PRD. Por lo tanto nos permitimos compartir con ustedes las siguientes propuestas:

1.- Las direcciones reformistas han demostrado no sólo su incapacidad para obtener reformas en beneficio de nuestra clase, no han podido siquiera mantener lo antes conquistado. Necesitamos librarnos de los dirigentes timoratos, tibios y entregusitas que enarbolen una política de conciliación de clases.

2.- Cualquier tipo de negociación no se puede llevar a puerta cerrada entre gobernantes, empresarios y dirigentes. Es urgente rescatar el diálogo público y la negociación abierta, en donde ninguno de los temas y acuerdos pueda ser negociado de manera cupular.

3.- Es urgente retomar los mecanismos asamblearios de base, de abajo hacia arriba para la toma de las decisiones; es necesario afilar dicho mecanismo con una correcta y sistemática formación política-ideológica, de nada nos sirve tener músculos fuertes si no sabemos la técnica para usarlos en combate.

4.- Para construir la unidad del movimiento obrero y popular no se puede continuar la fórmula de las alianzas entre burocracias que son desechadas a la primera de cambios; se necesitan preparar grandes encuentros obreros regionales y nacionales desde las bases de los sindicatos y las organizaciones en lucha, en donde se pueda discutir, analizar y acordar un plan de acción de los oprimidos y explotados. Sólo una construcción consciente y desde abajo es garantía de éxito en los procesos unitarios. Esta no debe ser una simple aspiración o anhelo, es importante poner manos a la obra.

5.-  Partimos de la premisa que en nuestro país no existe una organización revolucionaria con verdadero arraigo de masas. La creación de una herramienta política y de lucha de los trabajadores, se nos presenta como una tarea impostergable. La formación de un auténtico ejército de revolucionarios no pueden ocurrir solamente en el plano teórico en las universidades, ni en el marco de las luchas gremiales.

6.- No podemos limitarnos a la mera construcción de herramientas defensivas, trincheras de resistencia o grupúsculos sectarios alejados de la realidad. La praxis revolucionaria está ligada de manera indisoluble a la militancia política en una organización revolucionaria, esta a su vez no puede estar desligada de las luchas actuales de las masas y tampoco puede construirse al margen de las mismas, la construcción de un mero aparato organizativo que prioriza su crecimiento numérico y político frente a las demandas de la población, es una fórmula que a la luz de la izquierda revolucionaria en nuestro país no ha permitido construir el partido revolucionario. Un auténtico ejercicio de autocrítica a la luz del actual escenario, se hace necesario para todos aquellos que pretendemos seguir por la senda de la transformación profunda y radical de este país y el mundo entero.


“¡Muera la utopía!, ¡Muera la fe!, ¡Muera el Amor! ¡Muera la esperanza!, truena el siglo veinte con salvas incendiarias y con el golpeteo de las ametralladoras. 
Ríndete, patético soñador. Aquí estoy, yo, tu largamente esperado siglo veinte, tu futuro. 
No, responde el optimista invencible: Tú, tú eres sólo el presente.”

León Trotsky en “La era de la revolución permanente”.
                        

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