A
la clase trabajadora
Al
magisterio democrático
Al
estudiantado en general
El
día de hoy miles de trabajadoras y trabajadores de la educación están las
calles en defensa de la educación y los derechos de la clase explotada. Su
larga tradición de más de 30 años les ha mostrado el camino que se debe seguir
para arrancar una tajada al gran capital, mismo que han descubierto como su
enemigo de clase. No dudamos que la gran parte de la sociedad empieza a
percibir esa división a la hora de ver las calles de Oaxaca llenas de Gendarmería,
y con los últimos periodicazos sobre el despilfarro del gobierno del cambio de
Gabino Cué, quien gasta millones en baños y lujosas casas, mientras impone la
construcción de un centro de convenciones, favoreciendo los compadrazgos y a la élite empresarial.
Sin
embargo es necesario que ese descontento se vea reflejado en las calles, en las
movilizaciones, en la organización con otros sectores en lucha, en los gritos y
las voces indignadas, no solo de un sector de la clase trabajadora, sino del
conjunto de la misma clase, pues la resignación solo ayuda a la clase dominante
a preservar sus privilegios. Hay muchas dudas sobre qué camino es el correcto
para seguir con la lucha, para lograr el cambio verdadero, pero nosotros y
nosotras, al ver que por más de 80 años nos han engañado con una urna, han
jugado con nuestro voto, han impuesto presidentes por medio del engaño y la
fuerza, y al fin y al cabo solo nos dan a elegir entre algunos colores, hemos
pensado en analizar detenidamente la historia de los cambios en el sistema a lo
largo de la historia, llegando a la conclusión que solo la unión de toda la
clase explotada puede cambiar esta situación de hambre y miseria. La entrada en
vigor de la reforma educativa en el estado de Oaxaca es una muestra más de que
los intereses de los opresores pasarán por encima de cualquier obstáculo que
les impida seguir llenando sus bolsillos. Y en estos momentos la educación pública
es un freno, y por ende los intereses del estudiantado, madres y padre de
familia, quienes han empezado a ver la realidad de la autogestión de las
escuelas.*
La
violencia ejercida por el estado, pocas veces señalada, pero letal contra la
clase trabajadora, se empieza a hacer cada vez más directa. Le apuestan más al
financiamiento de equipos antimotines que a la propia educación. Es por ello y
por más razones que no caben en una sola hoja que este 12 de octubre debe empezar
a dejarse de mirar con los lentes de la burguesía las movilizaciones, esto es
con los lentes de López Dóriga, Emilio Azcárraga y todos los medios de
comunicación que han jugado un papel reaccionario contra el trabajador y sus
herramientas de lucha y de presión. Debemos ponernos los lentes de la clase
desposeída de las casas lujosas, del pan, de la medicina para los hijos e
hijas, que ha sido desposeída de su libertad reproductiva, de vivir una vida
libre de violencia, que ha sido desposeída de vivir una vida digna, con toda
esa rabia acumulada debemos salir a las calles a tirar a esa minoría poderosa
que explota a la mayoría de las personas que mucho trabajan y poco descansan.
¡Paremos
la violencia del estado!
¡De la concientización, a la organización!
¡Trabajadores
y trabajadoras de todos los países, unidad!
NOTAS:
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