"Mátalos en
caliente", tajantemente
ordenaba por telégrafo Porfirio Diaz en 1879 para acallar a la oposición
política... Hasta la fecha la orden se sigue cumpliendo al pie de la letra y
sin vacilaciones.
México militarizado.
Un país bañado en
sangre con una “guerra” que nosotros no pedimos, pero en la que sí estamos
inmiscuidos y todos en absoluto la estamos pagando. Ya no somos humanos, somos
simples números, estadísticas, "daños colaterales". Hasta la fecha,
con la “Guerra contra el narco”, el pueblo de México ha puesto 121 mil 683
muertos y 26 mil desaparecidos (tan sólo en los 20 meses de gobierno de Peña
Nieto se han contabilizado 57 mil 899 homicidios). Se calcula que en México son
asesinadas 6 mujeres cada día. Además, según cifras oficiales, tenemos a 209
mil 716 militares en las calles haciendo “tareas de seguridad”, que bien se
pueden traducir en todo lo contrario: violación a los derechos humanos y uso
excesivo de la fuerza. Los resultados obtenidos han sido decadentes: la
violencia se generalizó por todos lados, la muerte abunda por doquier y los
grandes carteles de droga siguen vigentes. Por otro lado, en 2014 se destinaron
más de $150,326 millones a las instituciones que “velan por la seguridad y
procuración de justicia”. Un soldado raso (el más bajo en la jerarquía del
ejercito) vio aumentando su sueldo mensual de $4 mil 474, en 2006, a $10 mil 16
en 2013 y ellos no se tienen que preocupar por pagar la renta de su hogar,
servicios médicos o gastos emergentes, siendo su único trabajo jalar el gatillo
sin distinción alguna. En cambio, un profesor rural apenas rebasa los $9,000
mensuales teniendo que lidiar con la creciente carestía de la vida, pagar los
servicios básicos y brindar subsistencia a sus hijos, incluso el material
didáctico con el que imparte educación en escuelas que, en muchos casos, no
cuentan con paredes ni techos.