La lucha contra la Imposición

Compañeros del Frente de Pueblos en la 3ª marcha anti EPN
¡Oro en futbol en los Juegos Olímpicos! Pero…  ¿no nos causa más tristeza saber que ese oro no será suficiente para soportar la miseria que nos espera durante los próximos 6 años que seremos “gobernados” por un tipo que no sabe cuáles han sido los 3 libros que han marcado su miserable vida? En México no hay nada que celebrar, excepto para la pequeña capa de empresarios que aglutinan dentro de sí toda la riqueza que nosotros producimos.

El resultado de las elecciones asoma un panorama desolador que muestra incertidumbre hacia lo que pudiera ocurrir en el transcurso del tiempo y la lucha de clases, pues una vez más se muestra la farsa democrática en la que estamos sumergidos. La burguesía ya tomó cartas en el asunto y escogió a su marioneta para explotar al pueblo trabajador, ha “ganado” el corrupto más competitivo.

La imposición presidencial de Peña Nieto está consumada, y su objetivo será mantener a la multitud en un estado de sumisión, contener el despertar de la “prole”. Ganó el candidato que contó con la maquinaria más experimentada en explotar la servidumbre humana, en controlar masas subordinadas, encadenadas a un orden que por lo autoritario huele peligrosamente a fascista.

Suman ya muchos, bastantes, los golpes que ha dado la clase gobernante sobre la maltrecha espalda del pueblo, ¿o apoco ya olvidamos? La Ley del ISSSTE, la paulatina privatización de PEMEX, el conflicto de los mineros de Cananea, la represión en San Salvador Atenco, el conflicto de Oaxaca en el 2006, el pasado fraude electoral, la desaparición del Luz y Fuerza del Centro, el país bañado en sangre y azotado por la violencia en la supuesta “guerra contra el narcotráfico”, la creciente militarización, la represión al magisterio y los estudiantes, como en Ayotzinapa y las Casas del Estudiante en Michoacán, las reformas educativas, y ahora un nuevo fraude electoral. Demasiados embates hacia la clase trabajadora y ninguna respuesta contundente ante tales políticas. Ante todos estos ataques no existe ninguna organización verdaderamente revolucionaria que pueda darle dirección a todos los sectores que se encuentran en lucha actualmente. 


Resulta evidente que no hay masas luchando en las calles, de manera unificada y con un mismo fin; unos cuantos miles de activistas no serán suficientes para afrontar la imposición de Peña Nieto, que ya dejó ver algunos aspectos de lo que significará su gobierno con la represión en San Salvador Atenco y más recientemente, Oaxaca, durante la 3° marcha contra la imposición.

Los movimientos que tal vez pudiesen darle un giro a la situación nacional parecen ausentes, AMLO y MORENA estaban desmovilizados sin citar a una convocatoria concreta y dejando el movimiento a la deriva por esperar los tiempos “legales” en que la elección fue manoseada por unos payasos sin chistes (con todo respeto a la dignidad que representa ser un buen payaso), como resultaron ser los magistrados. La ausencia de López Obrador ha desperdiciado tiempo valioso para la lucha contra la imposición pues ató de manos a los activistas del MORENA, además que el factor importante que significa la presión en las calles, de un gran movimiento, implicó que los magistrados tuvieran un mayor margen de acción para sus cinismos y desvergüenzas.  

En el movimiento #YoSoy132 sucede algo similar, pues el poder de convocatoria ha bajado de manera considerable, y se muestra en las escasas movilizaciones de los últimos días; incluso pareciera que las asambleas interuniversitarias frenan el movimiento en el resto de los sectores en lucha,  pues algunos núcleos organizados deben esperar a que las propuestas de trabajo se aprueben en la asamblea  perdiendo valiosísimo tiempo en acatarse a las minutas, es decir, las decisiones se toman de arriba hacia abajo y no desde las bases, situación que se complica por el tipo de dirección que raya en la paranoia ultra pacifista.

Por la vía de los hechos la CNTE también se encuentra desmovilizada y tampoco ha llamado a accionar, en algunas secciones del magisterio democrático, como la sección 22 de Oaxaca la coyuntura del relevo seccional consume su fuerza; si bien esto es importante, también es importante asumir que el magisterio será uno de los primeros en ser acribillados por las políticas del PRI a cargo de Peña Nieto, pues al ser un referente de lucha que tiene una gran capacidad de acción es un peligro para la clase dominante que no dudará en reprimir a aquellos profesores que se movilicen en contra de las medidas aplicadas al magisterio.

Sin embargo, sabemos que existen varios sectores dentro de dichos movimientos que están dispuestos y saben que es necesario ir más allá, a todos ellos les decimos que es indispensable incrementar el nivel de movilización y acción, pero, si la dirección se los impide o no quiere accionar, hay que exigirle que se acate a lo que digan las bases pues nosotros preferimos luchar desde este momento, de ningún modo estamos dispuestos a soportar 6 años de explotación, miseria, violencia y represión a cargo del ignorante copetón.

Aprendamos de la historia, en 1988 la imposición de Salinas nos costó el Tratado de Libre Comercio, la masacre de zapatistas en Chiapas, la venta de Telmex al empresario Carlos Slim (que actualmente es el hombre más poderoso del mundo), el error de diciembre, la privatización de más del 90 % de las 1150 empresas que eran administradas por el gobierno (la mayoría fueron vendidas por un precio mucho menor a su valor real). Tampoco olvidemos la imposición de FECAL en el 2006 que hasta la fecha nos ha costado más de 75,000 muertos en la supuesta guerra contra el narco (de los cuales más de 1500 son menores de 11 años, los llamados “daños colaterales”), nos ha costado mantener a los más de 200,000 militares que patrullan las calles, nos costó el despido de más de 44,000 trabajadores del SME, la paulatina privatización de PEMEX, desempleo, inflación, entre un largo etcétera, entonces… ¿qué nos costará la imposición de Peña Nieto?

Creemos que es necesario incrementar el nivel de protesta y movilización, pasar de titubeos y emprender acciones contundentes retomando valiosos ejemplos de lucha como en Oaxaca y Atenco en el 2006. Quizás una alternativa sea que la Convención Nacional contra la Imposición asuma la dirección junto al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, que es quizás el referente más fuerte que se encuentra en la organización, y extienda este frente de lucha a las experiencias políticas y organizativas que realmente se planteen la lucha contra la Imposición antes de que asuma la presidencia. Este coordinación nacional, que surgió a instancias de los camaradas de Atenco, debe revolucionarse a sí misma tornándose en una herramienta de acción y organización bien aceitada, que priorice la lucha al debate estéril entre colectivos, que se entienda que es un aglutinante que nace y que debe crecer sin los vicios de los pequeños grupos políticos ni las medias tintas de la dirección del 132. Finalmente, desde estas páginas hacemos un llamado a todos los compañeros que se aglutinan en la Convención para que  al aceptar los acuerdos y acciones emanados de la misma se luche por llevarlos adelante, pues un punto débil es que hay una gran cantidad de propuestas de acción y solamente ciertos grupos atienden los llamados.

Si preferimos hacer labor “revolucionaria” desde nuestros escritorios, tras las redes sociales y apelando a la buena voluntad de los poderosos, no conseguiremos más que desgaste, aislamiento y en el peor de los casos represión y aplastamiento de lo que con tanto esfuerzo se construye.
Es claro que los acontecimientos no pueden suceder a voluntad de los luchadores sociales, pero hasta la más pequeña chispa de descontento y desacuerdo pueden causar un incendio en las conciencias de las masas si se sabe encausar y responder frente a los acontecimientos.

La fuerza revolucionaria se mide en las calles, en Grecia, Canadá, España, y más recientemente en Chile, nos han enseñado la necesidad de llevar el movimiento hasta sus últimas consecuencias, de unificar a todos los sectores en lucha y estar preparados para los golpes que puedan sufrir. La división y la represión son las mejores herramientas que los explotadores han empleado para desaparecer el movimiento, pero ¿No perdemos y sufrimos más cada vez que hay nuevas masacres, desaparecidos, encarcelados, asesinados?, ¿Cada vez que el precio de los alimentos sube mientras nuestros salarios bajan o nos despiden?, ¿Cada vez que perdemos bosques, nos quedamos sin agua, o cuando nos desalojan de nuestras casas en nombre del ‘desarrollo’?, ¿No es acaso más digno enfrentarse de pie ante el explotador, que escudarse tras la desinformación o tras la pantalla del televisor? 

Es necesario tomar conciencia del potencial trasformador aletargado en la mente de los mexicanos, hoy por hoy nuestras alternativas son cada vez más escasas y mientras más tardemos en despertar, se profundizará la violencia y la podredumbre del régimen que nos mantiene sumidos en la impotencia. Hoy, en nuestro país, resuenan las palabras de un par de viejos comunistas:

“Los trabajadores no tienen nada que perder, salvo sus cadenas.
Tienen un mundo por ganar”

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