Por Mr. Boon
“La primavera mexicana”, llamado por muchos es un acontecimiento histórico que no se había visto desde hace muchos años, quizás desde aquel lejano 1968. Movilizaciones enormes, con miles de personas aglutinadas. La juventud despertó, sale a las calles, marcha, grita, canta, se prende.
Sin lugar a dudas, el movimiento #YoSoy132 ha dado una nueva bocanada de aire fresco a todo el movimiento de la izquierda en México. Es de gran satisfacción el observar a miles de jóvenes inmiscuyéndose en la lucha social, organizándose y hacer acciones para expresar su hartazgo con el sistema político tan corrupto e incompetente que reina en el país.
Desde su inicio, a mediados de mayo pasado, como expresión del repudio al Enrique Peña Nieto y demandando también la democratización de los medios de comunicación, este movimiento ha crecido considerablemente llegando a ser una de las principales fuerzas populares en todo el territorio nacional. Sin embargo, tenemos que decir que no bastará, no será suficiente para detener las injusticias que se han venido llevando a cabo, siendo la más indignante la imposición a la silla presidencial de Peña Nieto. Sí, es evidente que los jóvenes están luchando, también es evidente que son una gran fuerza, pero, la burguesía también aprende de sus errores y por ende se fortalece.
Siendo el 132, probablemente, la primera plataforma organizativa y política para la mayoría de los jóvenes, no conservan la tradición y los métodos clásicos de lucha que han sido utilizados desde muchos años atrás. Manteniendo la dinámica de trabajar bajo el esquema del “pacifismo” se han llevado a cabo diversas acciones, por ejemplo, marchas, mítines, debate entre los candidatos a la presidencia, toma simbólica de medios de comunicación, encuentros nacionales, etc., han sido muy buenas, pero sin contundencia. Evidentemente todas estas acciones tienen un gran peso, pero son muy tibias para el panorama tan adverso en que nos encontramos; incluso, pareciera que en ocasiones la dinámica del pacifismo se lleva a tal extremo que se transfigura en ser pasivo. Las pintas en las paredes, el cierre de avenidas, y demás acciones, las consideran como violentas o “radicales”, llegando a tal grado de despintar lo que otros ya habían rayado en las paredes por lo cual se entiende que aun mantienen las ataduras de clase, las ataduras de la moral que impone la burguesía al decirle al pueblo que al manifestarse también perjudica a su “semejante”, y dañar la propiedad privada no es correcto.
Claro que no existe discrepancia en la postura pacifista que retoman, pero consideramos que es necesario hacer acciones más contundentes si en verdad queremos tener mejores condiciones. No planteamos que sea malo su pacifismo, más bien lo malo es que quieran usar los métodos de lucha que impone inconscientemente la burguesía, para enfrentarse a un régimen que tiene muy poco de democrático y que no respetará en nada sus propias leyes y constituciones. La pequeña burguesía, o como suele llamársele la clase media, también enfrenta una lucha por su propia subsistencia frente a la gran burguesía. Los métodos del pacifismo extremo solo harán que le demos tiempo a los enemigos para que se reagrupen y nos ataquen con más furia por lo cual, se observa necesario por no decir indispensable retomar aquellos métodos de lucha, que tanto son criticados por un sector del 132, y que han servido en la lucha de los pueblos como la toma de casetas, cierre de avenidas, bloqueo de carreteras, toma de los medios de comunicación, etc. Dando ejemplo de lo señalado no hay mejor referencia que el del pueblo de San Salvador Atenco donde, con machete en mano, se impidió la construcción en sus tierras de un aeropuerto. Ahora ¿queremos democratizar los medios? pues no hay mejor muestra que la lucha de Oaxaca que en el 2006 tomo varios canales de televisión y estaciones de radio poniéndolos al servicio del pueblo y que utilizaron para transmitir información verídica; además, utilizando métodos de lucha contundentes como la toma de casetas, bloqueo de carreteras, tiendas comerciales y edificios gubernamentales, incluso resistiendo enfrentamientos con las fuerzas represivas del Estado, hicieron temblar a la burguesía durante varios meses.
Se hace evidente, también, que una pequeña capa del movimiento, la “elite” por decir así, aprovecha el entorno mediático que se le brinda actualmente al movimiento 132 para actuar como grandes estrellas de T.V., o al menos así se demuestra al declarar ante los medios cada que tienen oportunidad a nombre del 132, incluso, aunque sean argumentos que desprestigien al mismo movimiento, por ejemplo, su deslinde de la toma del IFE diciendo que la acción “no es identificada como parte del movimiento”. Son asambleas ciudadanas que no tienen nada que ver con #YoSoy132: el movimiento no aprueba ese bloqueo ni los conatos de violencia.” (La Jornada, 2012/07/04), lo cual consideramos que está bien que hablen, pero, siempre debe respetarse los acuerdos; donde se enfrenta un problema que es el protagonismo el cual va creciendo paulatinamente, y traerá serias consecuencias para el movimiento, ya que se transforma en un vicio para la organización, se crean “divas” que parece que sólo buscan alguna carrera política; se debe exigir la rotatividad de los voceros ya que se combate la vaga idea de formar “pseudolíderes”, además incrementa la democracia dentro del mismo movimiento.
A pesar de que el movimiento 132 agrupa dentro de sí muchas organizaciones, escuelas y activistas, desde nuestra humilde opinión es necesario agruparse con los sectores que han estado en lucha desde hace mucho tiemp: el SME, la CNTE, los compañeros de Atenco (FPDT), las normales rurales, las comunidades zapatistas, y demás sectores que también han sido golpeteados por las políticas del régimen. Más allá de simpatía o solidaridad, el unificarse para formar un frente donde todos estos sectores puedan atacar de manera contundente, es decir, marchar separados pero golpear juntos.
Con este breve análisis, no es nuestra intención generar rupturas dentro del movimiento, pero ponemos a su consideración los aspectos ya señalados con el afán de fortalecer el gran movimiento que se ha gestado. Aclaramos, también, que no participamos en cuestiones organizativas que competen al #YoSoy132, ya que muchos de nosotros no tienen un centro de estudios estables, pero, saludamos con agrado sus iniciativas de trabajo y nos hemos sumando a todas y cada una de ellas.
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