EL PRI, no estaba muerto…

Miguel Franchute

El 3 de julio del 2011 en Nayarit, Coahuila, Estado de México e Hidalgo se sucedieron imágenes muy parecidas: el clásico acarreo, el favoritismo inmediato, las sonrisas a medias, los grupos de activistas, torta en mano, terminando su trabajo o apurándolo en todo caso; y finalmente los nuevos-viejos políticos del PRI celebrando que gracias al 25 ó 30 por ciento de la población local han dado un paso adelante hacia Los Pinos.

Esa noche en diversas sedes regionales de concentración priísta, en Insurgentes norte y principalmente en Toluca se estaba brindando por el triunfo de su partido con grandes sonrisas y fuertes abrazos; seguramente, a medio festejo, los priístas volvieron a brindar por su triunfador de mayor provecho: el abstencionismo. Humberto Moreira, su dirigente nacional, limpiándose las lágrimas, se apresuró a decir que “el mandato del pueblo fue claro, votó por la unidad […] El PRI ganó de manera contundente. Nuestro partido entiende claramente el mensaje detrás de estos triunfos: es nuestra obligación impulsar las grandes reformas que demanda el país…”, la amenaza quedó hecha.

De inmediato surgió la pregunta obligada: ¿Cómo pasó esto? Y es que el triunfo avasallante, en algunos casos, del viejo partido nos debe llamar a la reflexión. Muchas veces se ha dicho que las elecciones del Estado de México son el prólogo de las elecciones presidenciales; esto es cierto, no en que va a ganar el PRI de manera automática en 2012, sino que se vislumbran las alianzas políticas, las negociaciones a oscuras, las maniobras de los partidos, las políticas que emplean y, sobre todo, la actitud de las clases mayoritarias respecto a las elecciones y los partidos.
Los números y el abstencionismo

Las elecciones en números, de forma general, se observaron de la siguiente manera. En Coahuila, Rubén Moreira abanderado del PRI y sus amigos ganaron la elección de gobernador con 721,289 votos (61.48% de la votación total), seguido por el PAN con 422,296 votos (36%) y finalmente la alianza PT-Convergencia 18,459 (¡1.57%!); y nada más que carro completo en los 16 distritos donde se eligieron diputados locales. En la elección de gobernador en Nayarit; el PRI, con Roberto Sandoval, obtuvo el primer lugar con 220,508 votos, seguido del PAN (185,223) y del PRD (52,182). En el estado de Hidalgo por la elección de ayuntamientos, el PRI solo y con alianza ganó 43 de los 84 que se disputan, con un ligero retroceso puesto que perdió 10 municipios donde gobernaba hasta las recientes votaciones. Y la cereza del pastel que representó el Estado de México; el mafioso y gris Eruviel Ávila como candidato del PRI obtuvo 3, 045,555 (64.9%); el PRD en coalición, encabezada por el ex gobernador del DF Alejandro Encinas, 1, 030,997 (21.98%); y el PAN, representado en la figura decorativa de Bravo Mena, 603,141 (12.46%).

A pesar de todo, el ganador de la jornada electoral fue el abstencionismo. De forma constante, en las distintas casillas con 500 electores solamente acudían 200 a realizar su voto; estamos hablando que en los distintos distritos más de la mitad de la población no acudió a las urnas. El Estado de México es el ejemplo más agudo y sintomático pues podría ser una representación pequeña del país: mucha concentración de gente en la zona metropolitana y extensiones despobladas con carácter rural todavía; de forma general el 57% de la población no salió a votar. Es importante resaltar que en municipios aledaños al Distrito Federal que son los más politizados y cuentan con más del 70% del electorado los niveles de abstencionismo rebasaron el 60%; Nezahualcóyotl y Ecatepec que son mayoritariamente perredistas llegó al 65%, es claro que en estos municipios estaban más preocupados por salvar de las aguas negras sus bienes que ir a votar por un perfumado que vive muy lejos del Canal de la Compañía. En la zona tradicionalmente panista como Naucalpan la cantidad de población que no participó fue casi del 70%.

Entonces, “para qué votamos si ponen al que quieren” o “todos son iguales de malos, rateros, narcos”; son los argumentos comúnmente utilizados para no ir a votar, reflejan el odio y la frustración que siente nuestra clase ante la situación actual y la profunda desconfianza ante los procedimientos electorales. Las filtraciones de documentos diplomáticos, que han salido a la luz últimamente, sólo confirman lo que se sabía de la alianza PRI-PAN para gestar el fraude electoral del 2006; pasándose por el arco del triunfo nuestras gloriosas “instituciones democráticas”, y de paso negociar de mejor manera las elecciones de los estados. Entonces, ¿cómo creer que la gente irá a votar?, ¿Porque no regrese el PRI al gobierno?, ¿Porque gane la izquierda? Millones de personas están desencantadas del gobierno del PAN que sólo ha traído desempleo, desolación y miles de cadáveres sobre los que se levanta una burguesía cómoda y burlona, votar por ellos significaría continuar por esta política. El PRD es un caso que tiene que examinar aparte, pero baste decir que la gente común está cansada de promesas de cambio, de palabrería sin sentido, de que el único partido decente se parezca cada vez más a los otros indecentes.    
La maquinaria priísta

“El dinosaurio está vivo” dijo Alejandro Encinas el mismo día de las elecciones, “y en sus últimos estertores ha dado un coletazo que daña profundamente la vida democrática y el ejercicio de las libertades de los habitantes del estado de México y del país”. Y en efecto el nuevo-viejo lagarto ha utilizado todas las artimañas posibles para arrancar la mayor cantidad de votos. Cientos de personas “convencieron” a otras tantas de que estábamos mejor con el PRI pues sabía gobernar, robaba pero no tanto, había trabajo y frijoles por lo menos; miles de frases huecas e incentivos, aunados a la falta de una alternativa clara fueron el caldo de cultivo para que los acarreos del 3 de julio funcionaran a la perfección. A cientos de políticos y funcionarios le interesa que el PRI regrese a gobernar el país y para eso van a mover la vieja maquinaria priísta que tantas satisfacciones les ha dado; esta gran máquina tiene experiencia, sólo le faltaba una engrasada con billetes de a mil para que funcionara de nuevo. Y el papel moneda está saliendo de las instituciones locales donde el PRI está gobernando, particularmente de Toluca donde se entroniza el “gran salvador de la patria”, el personaje de esta gran telenovela llamada “la decadencia de México”.

Una parte esencial de esta máquina devoradora son los medios de comunicación, principalmente las televisoras. No hace mucho los grandes consorcios de comunicación hicieron un frente común y firmaron un acuerdo por la discreción cuya política es disfrazar u omitir las noticias relativas al crimen organizado y la “guerra contra el narco”. Parece que en las letras pequeñas de dicho acuerdo decían: para cubrir los huecos, hacer promoción por los candidatos del PRI y su principal mesías; es común que se repita la misma historia, spots que, quién sabe cómo, aparecen en horarios y días indebidos (como en plenas elecciones del 3 de julio), supuestas noticias donde la figura central es Peña Nieto o la doncella gaviota que resultan un comercial más de ventas, etc. Los millones gastados por el PRI y la cantidad de menciones de Peña Nieto han sido tan enormes y evidentes que el IFE, el TRIFE y toda su divinidad han tenido que lanzar un veredicto que medio matice la realidad, “Los culpables son las televisoras”. Aún así, los mismos representantes de las instituciones “democráticas” han organizado la defensa del PRI ante las mismas instancias. Esta es la maquinaria que estaba funcionando desde hace tiempo y, en las pasadas elecciones, demostró lo que es capaz de hacer.

Eruviel Ávila, más allá del odio que se tiene en Ecatepec por él y las mafias del transporte a las que se encuentra ligado, no era muy conocido; pero este es el trabajo de las televisoras, vender figurines de papel a un alto costo, dotar de vida a monstruos sin cerebro. Aparte de esta magnífica cualidad, la actitud de las televisoras nos habla de lo que está pasando entre la clase dominante. Cada vez es más palpable una división en el seno de la burguesía, no es casualidad la guerra de las telecomunicaciones entre los principales monopolios del país, la censura a las noticias en las televisoras, las diferencias sobre cómo continuar “la guerra contra el narco”, el que se cree una paranoia colectiva pregonando que se van a meter a tu casa, todos estos elementos nos dicen que no existe una burguesía cohesionada bajo los antiguos cánones donde el todopoderoso PRI tenía las riendas del enfrentamiento social y hacía el trabajo sucio. Por eso dice Moreira: “el pueblo votó por la unidad”, le faltó decir “el pueblo de las colonias ricas”. Similar a los viejos liberales y conservadores que cuando sentían el país en el caño pedían el regreso de Santa Anna, así la burguesía pide el regreso del malo por conocido; finalmente el PAN y sus esbirros ya cumplieron con su trabajo, uno el aplacamiento del descontento social y el espurio impulsar las reformas anti-obreras hasta que reventara como cuete. Se aproximan tiempos difíciles y es mejor estar preparados, dice la burguesía moviendo la cabeza. 


El regreso del PRI a los Pinos significaría cumplir de mejor manera la amenaza de Humberto Moreira de “impulsar las reformas que demanda el país”; reformas como la recién pospuesta (por las elecciones precisamente) a la Ley Federal del Trabajo, profundizar las reformas a la seguridad nacional, a las políticas hacendarias, reducir el gasto social, vender lo que se pueda vender, etc. Este panorama sencillamente no lo podemos permitir. Se debe impulsar con mayor energía la organización desde los barrios, desde los sindicatos, desde el campo, desde todos los lugares donde se encuentren los explotados para crear una alternativa diferente que ponga la agenda del día la lucha contra los partidos burgueses y contra la explotación en su conjunto.

En estos momentos el PRD está viviendo una de sus peores crisis, es muy probable que la izquierda no vaya con un candidato único a las elecciones del 2012; esto se debe en buena medida por el apoderamiento de los chuchos (que son verdaderos elementos reaccionarios) de la estructura del partido y de la política del mismo, en las pasadas elecciones obstruyó a los elementos del MORENA para hacer su labor política y funcionaron como esquiroles poniendo traspiés al movimiento que se agrupa en torno a López Obrador. Pero debemos decir que también la culpa la tiene la dirigencia del mismo MORENA por no tener una política mucho más a la izquierda que agrupe a los sectores descontentos. A nuestro parecer, se tienen que quitar los obstáculos del camino y se debe generar una verdadera alternativa de cambio social desde la estructura del propio sistema, sin medias tintas ni cuchupos con la llamada “burguesía progresista”, es preciso levantar una bandera clara respecto a la militarización y la delincuencia retomando experiencias como la de Cherán; todo ello para poder ser un referente en las próximas elecciones. Grandes acontecimientos tendrán lugar, el proletariado con o sin Obrador saldrá a la batalla, por eso es mejor estar preparados.

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