La INFLUENZA y FECAL: Dos caras de la misma moneda



Pablo N

La contingencia viral actual es un claro reflejo de la descomposición de un sistema económico que por su naturaleza no garantiza niveles mínimos de salud a la mayoría de la población, nos muestra la clara deficiencia en los servicios de salud así como en el abasto de medicamentos adecuados para combatir eficazmente las enfermedades.
Tenemos que ser claros y abordar el problema desde una posición de clase, gran parte de las enfermedades se generan al desarrollar investigaciones con agentes químicos; de hecho, la mayoría de la población sabe que los grandes capitalistas en su afán de obtener mayores beneficios a bajos costos, invierten grandes cantidades de dinero en investigaciones que están relacionadas a modificar química o genéticamente los alimentos que ponen al mercado. O bien, sabemos que muchos países llamados "de primer mundo" invierten miles de millones de dólares en el desarrollo de armas químicas con el propósito de usarlas en sus guerras imperialistas, un ejemplo concreto es la guerra de Vietnam donde el ejército estadounidense utilizó armas químicas contra toda la población. Todas esas "investigaciones" tienen un propósito, y es el obtener ganancias y más ganancias por parte de los grandes capitalistas a costa de la población indefensa; la gran mayoría, no solo del país sino incluso a nivel mundial, no tiene acceso permanente a la seguridad social para tratar estas enfermedades, y quien desee hacerlo tiene que pagar grandes cantidades de dinero, dinero que no tienen o que necesitan para alimentarse. ¡Y he aquí el quid de la cuestión! Curarse o alimentarse, aspectos totalmente esenciales que pocos pueden tener acceso a ambos.
El problema de la gripe porcina en México pone de manifiesto los grandes problemas a los que nos podemos enfrentar, pero también pone de manifiesto las carencias que tenemos y quiénes resultan ser los más perjudicados. Como los marxistas hemos explicado; en ocasiones la necesidad suele expresarse a través del accidente –si es que se le puede llamar accidente a la situación actual–; pues bien, la necesidad que nos ha mostrado esta contingencia de salud pública no sólo es la falta de hospitales o de personal médico (eso lo sabe la mayoría de la población). No, lo que se nos muestra como la tarea de todos los trabajadores es la necesidad de luchar por:

1.- La creación de un solo sistema de seguridad social estatal (universal); permanente, público, gratuito y de calidad; bajo el control de los trabajadores.
Peleamos por un solo sistema de seguridad, ya que no debe haber diferencias en el trato que se da a los trabajadores, del que reciben los capitalistas. Sin distinción de edad, sexo, religión o condición social, la salud es un derecho que tenemos todos; sin embargo, bajo el capitalismo se ha convertido en una mercancía que solo pueden pagar los que tienen dinero. ¡Cuando se le pone precio a un derecho, este se convierte en privilegio!, como del que gozan los Azcárraga Jean, los Salinas Pliego, o los Slim que no se tienen que pasar más de medio día en el seguro para ser atendidos, ellos gozan de asistencia médica de la mejor calidad y de las mejores medicinas con servicio a domicilio, ¡claro está!, todo esto es pagado con la explotación de los trabajadores. Debe ser permanente para que siempre se tenga acceso, y no sólo en emergencias como la presente. Todo esto bajo el control de los trabajadores para verificar su buen funcionamiento y para garantizar la atención medica de sus hermanos de clase.

¡Seguridad social permanente, pública, gratuita, y de calidad!

2.- Distribución gratuita de medicamentos por parte del seguro social universal, bajo la supervisión y control obrero.
Los medicamentos deben ser gratuitos, ya que los trabajadores, bajo este sistema caduco, ni siquiera ganan para comer de una manera digna. También para evitar la especulación que hacen los capitalistas con la salud de los trabajadores. Un ejemplo es que, ante el embate de una enfermedad, los capitalistas comienzan a guardar los medicamentos para que sus precios se eleven y así obtener beneficios extraordinarios, se los venden al mejor postor, que en la mayoría de las veces son intermediarios que generan desbasto en farmacias para subir aun más los precios que tienen que ser pagados por trabajadores y desempleados. Ante todo esto. Supervisión y control obrero para evitar acaparamiento y especulación con las medicinas.

¡No a la especulación con la salud de los trabajadores!

3.- Expropiación inmediata de la industria farmacéutica del país sin indemnización, y puesta bajo control de los trabajadores.
Grandes laboratorios internacionales y nacionales ya se han hecho inmensamente ricos lucrando con la salud pública, es necesario que los trabajadores tomen su destino en sus propias manos en lo que se refiere a la producción, circulación y distribución de medicinas. No es posible, como bien lo ha demostrado la realidad, que no se cuente con medicamentos necesarios para garantizar la salud publica, esto sucede por que los grandes laboratorios deciden que producir, cuanto y cuando hacerlo. ¡Claro!, todo en función de las ganancias que puedan redituarles. Además, así también se evitara el acaparamiento ya no de medicinas, sino de cuestiones mínimas ¡¡no es posible que no haya tapabocas en las farmacias!! Se dirá: el ejercito los regala, sí, pero para que nos den siquiera uno, tenemos que salir desprotegidos a la calle con el riesgo latente de contraer el virus, y ya ni hablar de los antivirales. El control de los trabajadores sobre la industria farmacéutica y sus complementos es impostergable para una correcta planificación en la producción de antivirales y demás.

¡No a la anarquía en la producción de medicamentos!

4.- Controles sanitarios bajo responsabilidad de comités por la salud, formados por personal médico, enfermeras, estudiantes de medicina, paramédicos y demás personal de salud.
Es fundamental que este tipo de situaciones no dé pauta para justificar la presencia del ejército en las calles y mucho menos para cometer atropellos contra la población civil, como lo quiere hacer el espurio de FECAL al publicar en el Diario Oficial de la Federación del 25/04/09 que la disposición de la absoluta libertad que tiene el ejército para ingresar a los domicilios particulares, solo con la presunción de que puede haber brotes de virus; o la posibilidad de aislar a personas que estén "presuntamente" enfermas de influenza. Estamos en contra de estas medidas, ya que lejos de plantear soluciones, son medidas que se pueden usar para aprehender y desaparecer a luchadores sociales y hasta organizaciones que les son incomodas al régimen.
Planteamos que ante esta contingencia: se les dé trabajo permanente a todas aquellas personas que tienen una carrera médica o afín y, que sin embargo, el sistema económico los condena al desempleo, ¡por plazas de trabajo para estudiantes de medicina, enfermería, etc.! Si el estado tiene para pagar grandes sumas de dinero a los beneficiarios del FOBAPROA, los rescates carreteros, los PIDIREGAS, la deuda externa e interna; todo ello a costa del impuesto de los trabajadores, también que nos pague una educación, servicios socia y practicas profesionales, de forma digna.

Compañero trabajador (a), estudiante, ama de casa, campesino, es hora de tomar nuestro destino en nuestras propias manos de forma organizada, luchemos juntos por mejores condiciones de vida, teniendo en cuenta que el gobierno y la burguesía nunca nos han regalado nada, que todas nuestras conquistas las hemos ganado con sangre sudor y lagrimas, ahora no es la excepción, la conquista de nuestros derechos solo se ganaran por medio de una correlación de fuerzas a nuestro favor, y esta se dará por medio de la lucha. No nos dejemos intimidar, ni que el Estado utilice la desgracia como botín político, ni como una cortina de humo para más ataques contra el proletariado; que no se aprovechen de esta situación, ningún campesino, ningún proletario debe permitirlo.

¡Ni un paso atrás en la lucha de clases!

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