“Reforma educativa” y guerra sucia contra el magisterio.

Ajal



El pasado 29 de octubre el movimiento magisterial estaba inmiscuido nuevamente en otra jornada de lucha, como lo ha venido haciendo desde hace más de 30 años. Desde el día 26 de octubre trabajadores y trabajadoras de la educación y organizaciones mantenían un acordonamiento al “nuevo IEEPO”, esto en el marco de la acción global por Ayotzinapa, y también como medida de presión para exigir una mesa de negociación que pudiera solucionar algunos problemas gremiales, entre ellos, la falta de pagos de muchos trabajadores y trabajadoras que se aglutinan en la CNTE quienes arbitrariamente fueron objeto de despidos por parte del Estado. De quienes se tenían más de 2 años con los salarios retenidos y salieron a la calle a exigir su pago correspondiente. A modo de solidaridad y convencidos de lo justo de las demandas, profesorado de base y organizaciones sociales salieron a apoyar la lucha que se llevaba a cabo. Personas combativas, precisamente como los 4 compañeros recientemente detenidos. El acuerdo de las bases fue alargar la actividad de protesta indefinidamente, hasta lograr un diálogo con el Estado. En ese contexto, el miércoles en la noche, el movimiento social fue a descansar brevemente de la jornada de lucha, con el bombardeo mediático agudizado por los medios oficiales desde que “el gobierno del cambio” recibió la orden de quitarse la careta y asumir una postura más represiva contra el movimiento magisterial y el movimiento social, que desde el 2006 ha marchado parcialmente articulado pese a grandes obstáculos. Sin embargo,  alrededor de la 1 de la mañana del 29 de octubre nos enteramos que el terrorismo de estado empezaba a actuar como en los años más álgidos de la guerra sucia.


Guerra sucia contra el magisterio
Othón Nazariega y Efraín Picazo mantenían su actividad sindical a altas horas de la noche, ya que eran por su cargo, responsables de vigilar el éxito de la actividad realizada por la sección 22. Roberto Abel Jiménez caminaba y dialogaba con camaradas del movimiento social. “Vamos a seguir en la lucha” decía, animando a los compañeros y las compañeras. Según declaraciones de sus familiares*, Roberto abordó su automóvil rumbo a una reunión para ser seguido poco después por un comando de personas fuertemente armadas quienes lo detuvieron y golpearon mientras trataba de huir. Luego de la detención de Roberto, el movimiento social se puso en alerta. Othón, sectorial de periferia, temiendo por la vida de Roberto decidió ir en su búsqueda pero fue también detenido. En otro punto de la ciudad Efraín Picazo mantenía su trabajo organizativo en la toma del IEEPO cuando comenzó el desalojo. Coordinó el repliegue en lo que trataba de encontrar a sus compañeros. Poco después fue detenido con un familiar, quien junto con Picazo fue encañonado, para después ser abandonado en un terreno baldío. Por último, en otra región del estado de Oaxaca, el Istmo de Tehuantepec, personas vestidas de civil irrumpieron violentamente en la casa de Juan Carlos Orozco Matus, maltrataron a sus pequeñas hijas, a su esposa quien tiene un embarazo de 5 meses y fue sacado de su domicilio semidesnudo.

¿Detenciones al azar?

Cuatro compañeros detenidos, poco después del desalojo del IEEPO y una incertidumbre tremenda se vivía la madrugada del jueves, pues lo que se sabía de los compañeros solo era que habían sido levantados por personas fuertemente armadas, sin ninguna identificación oficial, golpeados y desaparecidos. Las detenciones no son un hecho de aplicación de justicia, es el intento del estado por descabezar al movimiento, pues de los 4 compañeros detenidos, 3 forman parte de la estructura de la sección 22 -el reconocimiento que hacen compañeros y compañeras de la importancia al interior de la sección 22 coincide en que los 3 cumplían la función de operativizar las actividades que emanaban de las asambleas estatales, rebasando en muchos casos la capacidad de la dirigencia-. De Roberto, aunque no tiene un cargo en la estructura, es posible decir que es un luchador social completamente comprometido, que en más de una ocasión ha encendido los mítines no solo de la sección 22, sino que además acompañado de su guitarra, interviene en más manifestaciones, como en las acciones globales por Ayotzinapa, o el aniversario de la lucha de la comunidad de Álvaro Obregón en el Istmo de Tehuantepec. Los cuatro compañeros cumplen con todos los méritos de ser considerados un ejemplo de luchadores incansables, con una trayectoria extensa tanto en el trabajo dentro de las aulas, como el trabajo sindical. El objetivo del estado al detenerlos, es asesinar al movimiento, cortarle las manos y la cabeza. Por si alguien dudaba de esto, el estado se encargó de reafirmarlo al girar la orden de aprehensión contra otras 3 docenas de doCNTEs más, siendo vari@s de ell@s considerad@s por gran parte del profesorado y movimiento social, figuras importantes en la lucha contra la reforma educativa en Oaxaca, entre ellas Norma Cleyver Cruz Vázquez**, representante de la región de Valles Centrales. Norma lleva luchando durante cuantioso tiempo contra la apatía, la burocracia y otros vicios sindicales. Ha logrado sostener e inyectar de vitalidad la lucha magisterial, junto con las bases comprometidas y sus compañeros Othón, Picazo, Roberto y Matus. Desde el 29 de octubre ha tenido que resguardarse ya que la PGR inició un operativo para detenerla junto a un aproximado de 30 personas más pertenecientes al magisterio.

Es importante mencionar que las detenciones y las órdenes de aprehensión se han llevado a cabo antes de la aplicación de la evaluación en el estado, pues todo indica que con estas estrategias de represión, quieren ser dispersadas las fuerzas del movimiento. El 14 y 15 de noviembre ha sido anunciado por Gabino Cué*** (hasta el momento en que se redacta la presente información) como la fecha para que las evaluaciones sean realizadas, blindadas además por un despliegue policiaco después de ser aplazadas en varias ocasiones. El estado ha declarado la guerra frontal y ha dado además los primeros golpes con la detención de los compañeros, pero eso no debe ser un signo de derrota, sino lo contrario. Si se quiere parar la evaluación no será con incertidumbre o derrotismo, será con el convencimiento que un trabajo como el realizado por Norma,  el resto de base y cuadros intermedios con órdenes giradas en su contra, y los 4 compañeros es posible hacerlo. Solo podrán descabezar al movimiento si el magisterio sigue esperando nuevos líderes y no convierte la lucha en un movimiento de masas organizadas. Es momento de salir a las calles enarbolando las consignas de libertad sin negociación de los 4 compañeros, cese de las órdenes de aprehensión y no a la evaluación, alimentadas por las consignas de la clase trabajadora. Las bases conscientes, junto a sus representantes medios, Norma, Othón, Picazo, Matus y sindicalistas como Roberto han trazado el camino.





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