ABAJO EL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS.

Carmen Carrera y Pancho O.

El pasado 28 de junio tuvo lugar el golpe de estado contra el presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya. Ese mismo día se informó de la imposición de Roberto Micheletti Bain anterior presidente de la Cámara de Representantes y que quedaría a cargo hasta las elecciones esperadas en noviembre próximo. Tal medida fue fraguada por los sectores más reaccionarios en la Casa Blanca, el Pentágono y la burguesía hondureña, el mismo Congreso Nacional por vía “legal” confirmó la supuesta violación de la constitución hondureña en la que Zelaya incurrió al intentar convocar una consulta popular encaminada a la realización de una Asamblea Constituyente que finalmente decidiría las modificaciones a la carta magna en pro de un mínimo de reformas progresistas en ese país y en pro de su reelección. Aunado a ello Zelaya tenía programada la cancelación de una base aérea militar americana de Soto Cano para convertirla en un aeropuerto civil y que en agosto del 2008 Zelaya firma la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), además incremento el salario, otorgó educación gratuita y obtenía de Cuba y Venezuela medicamentos y petróleo barato.

Tras estos hechos Zelaya llamó a sus homólogos en América Latina principalmente a pronunciarse en contra del golpe de estado, también hizo el llamado al pueblo hondureño a mantener firme la movilización y protesta pacífica demandando su restitución. El escenario tendido a nivel internacional ha sido aún más caótico. Por un lado otros mandatarios presidenciales se han pronunciado en contra de la imposición de Micheletti, mismo que aclaró ante los medios que su ascenso al poder no respondía a ningún golpe de estado, para esto ha contado con el apoyo no declarado por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA) que solo ha servido para que los golpistas ganen más tiempo.
Las pronunciamientos a favor de la restitución de Zelaya han sido un fenómeno mediático, principalmente de países como Estados Unidos, México y la propia OEA ya que en el fondo ven con agrado el golpe, sin embargo el contexto internacional y principalmente el latinoamericano no son favorables para mostrar su abierto apoyo.

Calderón teme por el debilitamiento aún mayor de las instituciones aunque no sean las de su propio país ya que sientan un precedente de incumplimiento del llamado “Estado de Derecho” que a toda burguesía nacional pone a temblar. Sin la garantía de que el “Estado y su poder judicial” puedan mantener a mandatarios “electos democráticamente” no habría posibilidad alguna de que Felipe Calderón pudiera mantenerse en el poder por mucho tiempo de suscitarse una situación de derrocamiento de su cargo en México. FECAL teme por su propio pellejo cuando se pronuncia contra el golpe ya que no descarta la perspectiva de su derrocamiento, aunque claro está, que vendría de la izquierda y no por la derecha como en el caso de Honduras.
De igual manera, en los países considerados por la derecha como el nuevo “eje del mal” han dejado clara la postura a favor de la restitución de Zelaya. Cuba, Costa Rica, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador han mantenido el firme desconocimiento del gobierno provisional de Micheletti. Sin embargo, hasta el momento no se han realizado acciones claras de movilización de masas en solidaridad con el pueblo hondureño, más bien la táctica seguida se orienta a la vía diplomática; es necesario que se tomen acciones de mayor contundencia por parte de estos gobiernos apoyándose de manera decidida en el internacionalismo proletario.

El régimen de Micheletti es un gobierno con una profunda inestabilidad, está sentado sobre un barril de pólvora; por el momento el apoyo de los altos mandos del ejército hondureño le ha permitió mantenerse en el poder, sin embargo entre la base del ejercito comienza de desatarse un severo cuestionamiento hacia la disciplina militar y un descontento con los altos mandos; estos titubeos de sectores importantes de los estratos más bajos tiene que ser aprovechado por el movimiento para volverlo en su contrario, es necesario que el movimiento contra el golpe lance un pronunciamiento enérgico y decidido hacia la tropa para que se unan a la lucha contra el golpe y no derramen ni una gota más de sangre del pueblo, que no vale la pena arriesgar la vida por un presidente espurio y que representa los intereses del imperialismo norteamericano y la oligarquía hondureña; esto a su vez tiene que ir acompañado de la advertencia de que no se permitirá ni un asesinato, ni un encarcelamiento o desaparición mas y que el movimiento de ser necesario tomara las medidas de autodefensa para evitarlo y defender sus derechos.
A estas alturas no se trata sólo del regreso de Zelaya a la presidencia para que las cosas retornen a la “tranquilidad” y la “legalidad”. La oligarquía reaccionaria y el imperialismo es poco probable que retrocedan ahora que la situación se ha tornado más compleja y ha llevado a una mayor polarización de las clases. Creemos que es correcto exigir el retorno de Zelaya a la presidencia y al país, pero consideramos que esta demanda y su regreso deben ser acompañadas de cuestiones muy concretas para castigar a los golpistas como la expropiación de las tierras de los terratenientes, la nacionalización de las empresas principales del país y aquellas transnacionales que se han enriquecido a costa del pueblo hondureño, es necesaria la creación de asambleas masivas de obreros, campesinos y soldados en donde se discutan los problemas de la población y medidas concretas para derribar el golpe, y mejorar la calidad de vida.

La defensa de la voluntad popular debe estar sobre la mesa en todo momento, pero se debe tomar en cuenta las cortinas de humo que encierran procesos aún más complejos por detrás de un acontecimiento serio como lo es un golpe de estado y que en este caso se puede entender como un “reacomodo” de las piezas sobre el tablero que en determinado momento pondrá en jaque a las principales fuerzas políticas de todo América. El analizar estos procesos con todas sus variables es el quehacer de los marxistas y de la vanguardia de la clase trabajadora.

¡Para derrotar el golpe fascista, la lucha socialista!

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