Pancho Rojo
¿Debe
la clase obrera renunciar a defenderse contra las usurpaciones del capital y
cejar en sus esfuerzos para aprovechar todas las posibilidades que se le
ofrezcan para mejorar su situación? Si lo hiciese, veríase degradada en una
masa uniforme de hombres desgraciados y quebrantados, sin salvación posible. Si
cediese cobardemente, se descalificaría para emprender movimientos de mayor
envergadura. Debe comprender que el sistema actual, aun con todas las miserias
que vuelca sobre ella, engendra simultáneamente las condiciones materiales y
las formas sociales necesarias para la reconstrucción económica de la sociedad.
Deberá inscribir en su bandera esta consigna revolucionaria: “¡abolición del sistema
del trabajo asalariado!”. Carlos
Marx, Salario, precio y ganancia.
El pasado 31 de noviembre del 2012 el
gobierno de Calderón publico en el diario oficial de la federación las
modificaciones a la Ley Federal del Trabajo, que por decirlo de algún modo
vienen a ser la culminación de una serie de intentos de modificación que
durante décadas se venían fraguando en las oficinas de los altos ejecutivos de
las grandes empresas, monopolios y organismos económicos internacionales. Los más
contentos con estas modificaciones a la ley laboral en nuestro país por
supuesto son los grandes burgueses que ahora podrán extraer hasta la última
gota del sudor del trabajador. A pesar de la magnitud del ataque todavía más
increíble resulto la nula oposición de aquellos dirigentes sindicales que se
reclaman opositores, ni que hablar sobre aquellos dirigentes de centrales
sindicales charras que fueron fervientes impulsores de las modificaciones. La
clase trabajadora necesita hacer una limpieza completa de sus organizaciones si
no quiere seguir viendo como sus derechos y su salario se desvanece entre sus
manos. A continuación presentamos algunos datos de abogados, economistas e
investigadores para poder entender un poco mejor en que consiste dicha reforma.