Cherán luchando, el camino esta mostrando

Desde el pasado 15 de abril el valiente pueblo de Cheran ha comenzado una nueva etapa de lucha que será crucial para el desenlace del conflicto en defensa de sus bosques, sus recursos, su dignidad y sus tradiciones. La lucha del pueblo Purépecha se genera dentro de un contexto nacional en el cual el país se encuentra en un baño de sangre producto de la política genocida y militarista del espurio que hoy dirige el rumbo de la nación. Dentro de este ambiente de inseguridad, muerte, violencia y odio, la lucha de Cheran representa un ejemplo trascendental  para el conjunto de la nación acerca de las formas con las cuales se puede combatir al crimen organizado desde nuestras propias comunidades, barrios, centros de trabajo y estudio. Para el movimiento por la paz con justicia y dignidad la lucha del pueblo purépecha es un referente obligado.

Texto del Pacto Ciudadano por la Paz con Justicia y Dignidad


Boletin de Prensa
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
Desde hace más de cuatro años, nuestro país vive una guerra contra el narcotráfico que oficialmente no existe pero que en realidad es una guerra contra el pueblo que ha costado la vida de cuarenta mil mexicanos, en su mayoría jóvenes, y la situación de otros diez mil, casi todos jóvenes también, que hoy habitan en ese aterrador limbo que las autoridades rotulan con el indiferente título de “desaparecidos”.
Desde hace años, mucho antes de que se declarara esta guerra, los parientes y amigos de las víctimas cuya voz silenció la violencia de un sistema impune y corrupto, han alzado la suya para demandar justicia, para exigir que se castigue a quienes arrebataron la vida de los suyos, o para que se presente vivo, como lo estaba antes de desaparecer, el ser que amaban.
Poco caso se le ha hecho a estas voces. Sólo el que lo ha vivido comprende hasta qué punto irrita, frustra, daña, duele y criminaliza la titánica y desigual empresa que significa luchar por la justicia en este país.
Hoy, a fuerza de ser tantas y tan vehementes, estas voces, las voces de las víctimas a través de los suyos, empiezan a confluir, a encontrarse, a identificarse, a comprender que, siendo tantas, en realidad son la misma… Y esta voz se manifestó con toda la fuerza que ha nutrido el dolor, paradójicamente, en el silencio de una marcha a la que convocó el poeta Javier Silicia.
Y esta voz exigía, con su elocuente silencio, que las cosas ya no pueden seguir así; que nuestro México debe refundarse, debe reencontrar el piso en que se asentaba y que ha perdido, lo que nos ha llevado al punto donde somos todos los mexicanos las víctimas de una violencia criminal e institucional.
Somos un México que se ha puesto de pie ante las múltiples violencias que lo han desgarrado, que han horadado su tejido de solidaridad, que han lacerado la generosidad natural de nuestro pueblo. Somos un México que camina, cansado de que le siembren temor y desconfianza, cuando lo que en nuestra gente brota son el abrazo y la fiesta. Somos un México  harto de la impunidad, del crimen, de la inseguridad,  porque en el día a día ama la justicia, la solidaridad y la paz.
Somos un movimiento que inicia, pero tenemos historia: nos hermana el dolor ligado a luchas de años. Nos estamos manifestando nacionalmente, hincando nuestras raíces en una gran diversidad de luchas locales:  la lucha de las mujeres contra el feminicidio; la lucha de los jóvenes contra la violencia que les niega sus derechos, y aun atenta contra sus vidas, así como contra la criminalización de que son objeto por el sólo hecho de ser jóvenes;  la lucha de las y los defensores de los derechos humanos; la lucha de las y los trabajadores del campo y la ciudad; la lucha de los pueblos y las comunidades indígenas en defensa de sus derechos, su cultura y su territorio; las luchas ciudadanas para que tengamos una democracia verdadera, y la lucha de las y los niños, y quienes trabajan con ellos, para que el país se reconstruya con base en la atención a sus derechos.
Este Movimiento es un proceso ciudadano de exigencia, de resistencia y de propuesta --no institucionalizado pero sí de enlace horizontal y diversificado--, en torno de la problemática específica de la violencia y de la militarización que hacen que la seguridad pública se desvíe en contra de la sociedad, y sobre todo de sus mujeres, de sus jóvenes y de sus más desprotegidos.
Somos un movimiento en proceso por la Paz con Justicia y Dignidad que, a partir de las víctimas, cuyo dolor y reclamo de justicia aportan autoridad moral, liderazgo ético y una actitud de Esperanza ante este nuevo esfuerzo nacional, quiere generar espacios de encuentro y de propuesta con otras expresiones de lucha y de resistencia.